Para el estrés o agravantes psicológicos
Nota: Los fármacos descritos en este apartado deben ser prescritos y supervisados por un médico, preferentemente un psiquiatra, previo consenso con el especialista en aparato digestivo. Aquí un listado de digestivos recomendados.
Cuando el estrés/factores psicológicos tienen un papel evidente sobre la sintomatogía, la psicoterapia es otra opción, aunque no al alcance de cualquier bolsillo. Esta vía de tratamiento se ha mostrado eficaz para reducir los síntomas de intestino irritable y para ayudar a los pacientes a mejorar su funcionamiento diario, y aunque el enfoque cognitivo-conductual es el más estudiado, no se puede afirmar con seguridad que sea superior a otras psicoterapias, como la sistémica o la dinámica, al haber sido éstas menos estudiadas.
Un metaanálisis de 2020 encontró un buen nivel de evidencia para la terapia cognitiva-conductual (TCC) autoadministrada o de contacto mínimo, la terapia cognitiva-conductual cara a cara, y la hipnoterapia dirigida al intestino. En el mismo metaanálisis, en estudios que sólo incluían a pacientes refractarios a otros tratamientos, la TCC en grupo, la hipnoterapia dirigida al intestino, la TCC por teléfono o por internet, el manejo de contingencias y la psicoterapia dinámica fueron todas más eficaces que el cuidado rutinario (y las 2 primeras que las intervenciones educativas).
En nuestra opinión sí que sería crucial que el psicólogo estuviera familiarizado con esta condición, no tanto su orientación, aunque evitaría los enfoques más extremos para un problema de este tipo (como el psicoanálisis ortodoxo). Sobre la «idoneidad» de la psicoterapia para cada caso particular, un estudio de 2018 encontró que niveles elevados de ansiedad rasgo y sensibilidad a la ansiedad en pacientes de SII refractarios a otros tratamientos se asociaban con una mayor respuesta a la terapia cognitiva conductual.
Resultados parecidos se han encontrado en el tratamiento con antidepresivos (ISRS y tricíclicos). Los tricíclicos, como el Tryptizol (amitriptilina), o los ISRN, cuentan con la ventaja añadida de que pueden reducir el dolor intestinal, y los primeros además estriñen (ideal si es un SII-D).
Otra opción, sobre todo si existen trastornos de ansiedad acompañando al SII, son las benzodiazepinas (ansiolíticos). Sus efectos sobre los síntomas del SII no están tan claros al haber pocos estudios (no existe ni un solo ensayo clínico aleatorizado, frente a los 18 ECAs sobre antidepresivos a fecha de 2018), aunque en la práctica clínica se utilizan con frecuencia. Ejemplos de benzodiazepinas son el alprazolam (sobre el que hay algún estudio), el lorazepam o el clonazepam. Estos fármacos pueden ser muy adictivos, aunque según un estudio de 2017, a las dosis empleadas en SII no lo serían tanto.
Respecto a la duración del tratamiento, cuando se utilizan fármacos neuromoduladores como antidepresivos, antipsicóticos, o antiepilépticos, se recomienda un tiempo mínimo de 6-12 meses, y JAMÁS se debe suspender de golpe sin antes consultar al médico. Los ansiolíticos, a diferencia de los anteriores, tienen efecto casi inmediato y no se aconsejan en tratamientos largos por su potencial adictivo, aunque esto puede depender de la persona, el problema a tratar y la dosis empleada.
A la hora de suspender un antidepresivo (aunque esto puede aplicarse a cualquier otro neuromodulador) que hemos mantenido durante un cierto tiempo, las guías clínicas a veces recomiendan una discontinuación breve, con reducciones progresivas de la dosis durante 2-4 semanas hasta dejarlo del todo. Si no se hace así, puede aparecer un fenómeno llamado síndrome de discontinuación (o abstinencia, si hablamos de ansiolíticos), con síntomas muy variopintos que a veces se pueden confundir con recaídas. Sin embargo, algunos pacientes necesitan más tiempo, y, de hecho, estudios recientes en revistas de alto impacto (2019, 2020, 2020) van en esta misma línea, defendiendo una discontinuación más alargada en el tiempo y adaptada a las necesidades del paciente.
Se ha probado asimismo la efectividad de combinar las cepas probióticas Bifidobacterium Longum R0175 y Lactobacillus Helveticus R0052 para reducir la hipersensibilidad visceral cuando aparece asociada a estrés, aunque estos hallazgos, como todos los concernientes a la flora intestinal, son muy preliminares todavía.
Volviendo a los tratamientos puramente psicológicos, la hipnoterapia centrada en el intestino, o «Gut Directed Hypnotherapy», también parece ser efectiva. En un estudio con pacientes de SII que, tras ser evaluados, no padecían ningún otro problema diagnosticable, se encontró una eficacia similar a la de la dieta low FODMAP. En otros estudios, que abarcan desde la década de los 80 hasta la actualidad, se ven efectos positivos consistentes. Para realizar esta terapia, aun siendo un candidato idóneo (niño/adulto joven, con síntomas asociados a lo emocional), existe un problema: no todo el mundo es hipnotizable. Y si no eres hipnotizable, no puedes aprender a serlo, del mismo modo que si lo eres, difícilmente dejarás de serlo. La sugestionabilidad a la hipnosis es un rasgo que suele mantenerse a lo largo de toda la vida. Para saber si lo eres o no, puedes acudir a un hipotizador, hay varios ejercicios sencillos por los que podrá comprobar tu grado de sugestionabilidad.
En la mayoría de estudios también se observa que, si se produce una mejoría gracias a la hipnosis, ésta suele mantenerse durante varios años. Eso sí, no vale cualquier tipo de hipnosis, ésta debe seguir los pasos del Modelo de Manchester (algo a lo que tendrán mejor acceso los que vivan en UK), que es la que ha sido investigada y contrastada. Este modelo se desarrolló en los 70-80 por Whorwell, gastroenterólogo y profesor de la Universidad de Manchester, para paliar la percepción del dolor en varios trastornos. Históricamente ha tenido buenos resultados en el SII, tanto que está contemplada como un recurso público en la NHS del Reino Unido, y los pacientes que lo soliciten pueden ser derivados a este servicio por su GP (General Practitioner). Este modelo tiene peculiaridades como grabar el contenido íntegro de la primera sesión, que el paciente escucha en los dias sucesivos, o jugar bastante con la distracción y el uso de ésta para mitigar algunos síntomas (los más controlables). Justo este segundo aspecto hace que no sea una buena idea realizar al mismo tiempo una terapia de corte cognitivo conductual (que trabaja el estar atento a los posibles desencadenantes de los brotes, ya sean conductuales, cognitivos o alimentarios) y una hipnoterapia de esta índole (que trabaja con la idea de prestarle al problema la atención justa y necesaria).
Dado que resulta casi imposible acceder a un hipnoterapeuta con esta formación fuera del Reino Unido, hay otra opción, más barata, que podrá servir a aquellos que se manejen con el inglés. Michael Mahoney, un hipnoterapeuta inglés bastante reconocido, desde hace tiempo un programa de hipnoterapia adaptada al SII con todos los audios necesarios. El programa en sí no ha sido investigado per se, sin embargo, está basado en el Modelo de Manchester y es el más «oficial» que existe en la actualidad. Se llama «The IBS Audio Program 100», y lo podéis encontrar AQUÍ (creo que cuesta unos 55€ el programa completo), o en la App «SoundsLikeIBS» para Android & iOS, que cuesta unos 12€ pero a veces da problemas técnicos (es bastante completa e incluye registros para ir anotando los síntomas y las posibles mejoras, y cuesta unos 10-12 euros). Nuestra labor no es hacerle spam, por lo que también os decimos que en YouTube tenéis audios que podrían servir, sobre todo los que reúnan las palabras clave «Manchester Gut Hypnotherapy». Pero desconocemos la fiabilidad de éstos. En iOS también hay otra App de una hipnoterapeuta australiana, respaldada por la Monash University y que cuenta con un ensayo clínico a su favor (en el que mejoró el SII e intolerancias alimentarias asociadas de pacientes con síntomas leves o moderados). Esta App se llama » Nerva». Ambas aplicaciones están en inglés.
Aquí un video de Whorwell hablando sobre su modelo de hipnoterapia:
Aquí más información sobre la hipnoterapia en el SII.
Hay que tener cuidado con las investigaciones en este terreno, pues son algo controvertidas al ser casi imposible conseguir grupos controles adecuados (al igual que ocurre con las investigaciones sobre diferentes dietas). Una revisión de 15 estudios en 2015 concluyó que la terapia psicológica era eficaz en reducir la intensidad de los síntomas globales del SII y el dolor abdominal, pero no conseguía mejorar el estreñimiento. Otro metanaanálisis de 2018, destacado por «Nature», sobre los efectos de los antidepresivos y la terapia psicológica en el SII, concluyó lo siguiente:
«Los antidepresivos son eficaces para reducir los síntomas en pacientes con SII. Las terapias psicológicas también parecen ser tratamientos efectivos para el SII, aunque existen limitaciones en la calidad de los datos, y, como resultado, los efectos del tratamiento pueden estar sobreestimados».