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Intestino

Intestino

Esta clasificación se ha realizado atendiendo al documento oficial de la Rome Foundation para los trastornos funcionales intestinales según los criterios Roma IV (publicado en Gastroenterology en 2016). Hemos añadido algunas cosas, siempre utilizando superíndices (X) para incluir los estudios y las fuentes en las que nos hemos basado, con la intención de tener un esquema un poco más completo. 

En esta sección hablaremos de los trastornos funcionales del intestino, que se divide en dos secciones, el intestino delgado y el intestino grueso (también llamado colon). Estas imágenes nos ayudarán a orientarnos:

El intestino delgado es uno de los grandes desconocidos del cuerpo humano, debido en parte a la dificultad de acceder al mismo y tomar biopsias o realizar estudios complejos. Empieza después del píloro (el esfínter que comunica el estómago con el duodeno) y se divide en 3 secciones, el duodeno, el yeyuno y el íleon, que a su vez acaba en la válvula ileocecal. Su función es la de absorber los nutrientes de los alimentos ya digeridos al torrente sanguíneo.

El intestino grueso, por su parte, empieza en la válvula ileocecal, continúa con el ciego (la porción más ancha del intestino grueso) y se divide en 3 secciones, la ascendente (a la derecha en nuestro abdomen), la transversal (que va de derecha a izquierda, de la flexura hepática a la flexura esplénica), y la descendente (a la izquierda), para acabar desembocando en el recto y el ano. Su función es recibir del intestino delgado las sustancias que no han podido ser digeridas (como la fibra), absorbiendo el agua de las mismas para formar los desechos que conocemos como heces, y expulsarlos a través del recto y el ano.

Tras esta introducción, pasamos a los trastornos funcionales intestinales.

*Para poder ver el esquema recomendamos utilizar Chrome como explorador, han habido problemas con otros navegadores web. A veces puede tardar en cargar, por lo que pedimos paciencia.

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL INTESTINO
SÍNTOMASDURACIÓNDIAGNÓSTICOPRUEBAS QUE EL MÉDICO PODRÍA SOLICITAR
Dolor abdominal recurrente, asociado a 2 o más de los siguientes:

1. Relacionado con la defecación (puede mejorar o empeorar tras ir al baño)

2. Asociado a cambios en la frecuencia de la defecación

3. Asociado a cambios en la forma (apariencia) de las deposiciones
Los síntomas:

● Se cumplen los últimos 3 meses

● Se inician hace al menos 6 meses

● Ocurren mínimo 1 vez por semana
Síndrome del Intestino Irritable
(especificidad: 97.1%)1
Historia clínica, que permita definir el subtipo de SII (datos precisos de 2 semanas como mínimo, los datos más fiables se obtienen cuando el paciente no está tomando ningún medicamento que afecte al hábito intestinal, o siguiendo alguna dieta específica para ello)2:

● SII-E: Predomina el estreñimiento, más del 25% de las deposiciones son Bristol 1/2, menos del 25% son 6/7. Es un subtipo frecuente (28.7% pacientes)3.

● SII-D: Predomina la diarrea, más del 25% de las deposiciones son Bristol 6/7 y menos del 25% son 1/2. Es un subtipo frecuente (32.4% pacientes).

● SII-M: El patrón es mixto con diarrea y estreñimiento, más del 25% son 1/2 y más del 25% son 6/7. Es un subtipo poco frecuente (32.4% pacientes).

● SII-NC: Sin clasificar, cumplen criterios diagnósticos, pero no encajan en los 3 subtipos anteriores. Es un subtipo poco frecuente (6.5% pacientes).

Un patrón de hábito intestinal impredecible (más de 3 formas diferentes en las deposiciones de la semana) refuerza el diagnóstico si es SII-D, un mayor número de días consecutivos sin un movimiento intestinal refuerza el diagnóstico de SII-E. Otros síntomas frecuentes, inespecíficos de un subtipo, son ir al baño menos de 3 veces a la semana o más de 3 veces al día, la forma anormal de las heces (Bristol 1/2 o 6/7), esfuerzo excesivo durante la defecación, urgencia defecatoria, sensación de evacuación incompleta (tenesmo), presencia de moco en las deposiciones, hinchazón percibida o distensión visible del abdomen. Es frecuente la comorbilidad con diagnósticos de dispepsia funcional, cefalea migrañosa, fibromialgia, cistitis intersticial o dispareunia, lo que refuerza el diagnóstico de SII.

Atención a signos de alarma (historia familiar de cáncer colorrectal, sangrado rectal en ausencia de hemorroides o fisura anal, pérdida de peso injustificada, anemia).

Preguntar sobre la dieta, sobre todo lácteos, trigo, cafeína, frutas, verduras, zumos, bebidas azucaradas y chicle, todos los cuales pueden imitar o exacerbar los síntomas del SII.

Breve análisis de la situación psicosocial del paciente.

Examen físico, la presencia de ascitis (acúmulo de líquido en la cavidad peritoneal), hepatoesplenomegalia (crecimiento del hígado o bazo) o de una masa abdominal, precisan una evaluación más profunda. Evaluación anorrectal para identificar causas del sangrado si lo hay, ver el tono muscular, presión de reposo y capacidad de contracción del esfínter anal, e identificar disinergia defecatoria.

Hemograma completo, los hallazgos de anemia o un recuento elevado de glóbulos blancos requieren un estudio más profundo.

La proteína C reactiva, junto a la calprotectina4 fecal (en heces) ayudan a descartar la EII5. Si los valores son positivos pero la probabilidad de EII es baja, repetir test antes de colonoscopia (si esa es la única indicación para la colonoscopia).

Analítica de tiroides si la clínica lo sugiere, hipotiroidismo puede estreñir, hipertiroidismo puede aumentar la frecuencia deposicional. (¿Valores de vitamina D?)6.

Analíticas genéticas y de anticuerpos para la enfermedad celíaca, sobre todo en SII-D y SII-M que no responden al tratamiento7. La prueba definitiva en adultos es la biopsia de antro gástrica y duodenal. Tanto en prueba de anticuerpos como en biopsia, el paciente debe haber seguido consumiendo gluten los últimos 2-3 meses. La biopsia permite descartar también el esprúe tropical, que imita síntomas del SII. *Nota administradores: ¿si no es celíaco pero mejora dejando el gluten, descartar sensibilidad al gluten/trigo no celíaca?8.

Cultivo de heces especialmente si predomina la diarrea, para bacterias, parásitos y huevos de éstos9. *Nota administradores: si hay heces malolientes, voluminosas, pegajosas y que flotan, puede ser necesario descartar la malabsorción de grasas10.

Colonoscopia cuando la clínica lo indique o haya síntomas de alarma, o en pacientes mayores de 50 años. Biopsias de colon para descartar colitis microscópica11.

La diarrea intensa también puede deberse a una malabsorción de sales biliares, para lo que puede hacerse una prueba terapéutica con resincolestiramina. Si ésta fracasa, pero la sospecha persiste, se puede hacer el test de SeHCAT o evaluar la 7α-hidroxi-4-colesten-3-uno, o el factor de crecimiento de fibroblastos 19.

Cuando hay diarrea muy persistente se puede realizar un test de aire espirado para valorar la intolerancia a carbohidratos → Test de aire espirado para descartar intolerancia a la lactosa o fructosa (aunque son pruebas poco fiables)12. La prueba definitiva para descartar intolerancias es la dieta de eliminación.

*Nota administradores: Si el dolor es muy extremo y no acaba de cuadrar con las características típicas de un SII (ningún cambio con la dieta, ausencia de síndromes habitualmente comórbidos, patrones extraños en la ocurrencia y frecuencia de los síntomas...) puede valer la pena consultar al especialista la posibilidad de descartar la porfiria aguda intermitente o síndromes vasculares como el de Wilkie (arteria mesentérica superior).
2 de los siguientes síntomas:

a) Esfuerzo excesivo al menos en el 25% de las deposiciones

b) Heces duras al menos en el 25% de las deposiciones (tipos 1-2 de Bristol)

c) Sensación de evacuación incompleta al menos en el 25% de las deposiciones

d) Sensación de obstrucción o bloqueo anorrectal al menos en el 25% de las deposiciones

e) Se realizan maniobras manuales para facilitar la defecación al menos en el 25% de las deposiciones (evacuación “digital”, apoyo del suelo pélvico…)

f) Menos de 3 deposiciones espontáneas completas a la semana


La presencia de heces líquidas es rara sin el uso de laxantes

No se cumplen criterios diagnósticos del SII
Los síntomas:

● Se cumplen los últimos 3 meses

● Se inician hace al menos 6 meses
Estreñimiento funcional (especificidad: 94.5% si se excluyen el SII y el estreñimiento inducido por opioides)La evaluación diagnóstica debe realizarse sin que el paciente tome laxantes. La obstrucción mecánica, los medicamentos2 o diversas enfermedades sistémicas pueden estreñir, y deben descartarse especialmente si el estreñimiento es de aparición reciente. Hay 3 tipos de estreñimiento funcional:

1. De tránsito normal
2. De tránsito lento
3. Trastornos de la evacuación

El diagnóstico debe incluir 5 elementos: historia clínica, examen físico, test básicos de laboratorio, colonoscopia u otras pruebas (si son clínicamente relevantes y factibles) y test específicos para valorar la patofisiología del estreñimiento (lo mismo).

HISTORIA CLÍNICA. Si se va a incluir al paciente en un estudio, los pacientes con estreñimiento inducido por opiáceos no deben ser diagnosticados con estreñimiento funcional, aunque ambas condiciones puedan solaparse. Valorar duración y frecuencia de los síntomas, síntomas asociados. Valorar signos de alarma como pérdida de peso injustificada (>10% en 3 meses), sangrado rectal (sin hemorroides que sangren o fisuras anales) o hª familiar de cáncer colorrectal/poliposis. Hª larga con el síntoma, refractaria a ttos conservadores, sugiere trastorno funcional. Origen repentino del estreñimiento sugiere trastorno estructural.

EXAMEN FÍSICO debe descartar trastornos del sistema nervioso central y lesiones medulares. Estudiar el abdomen por posible distensión, heces duras en un colon palpable, o una masa. Examen rectal es esencial, examinar perineo en descanso y después de que el paciente apriete imitando la moción defecatoria, si se hace manualmente puede detectar impactación fecal, estenosis anal, o una masa rectal. La contracción inapropiada del músculo puborrectal y/o del esfínter anal durante la evacuación simulada es consistente con un diagnóstico de disinergia defecatoria.

TEST DIAGNÓSTICOS. Se recomienda hemograma completo, TSH (tiroides) y calcio sérico si la clínica lo sugiere.

COLONOSCOPIA en los mayores de 50 años, y de 45 en afroamericanos, o si hay signos de alarma/antecedentes de cáncer colorrectal.

Si no responde a tto empírico, se recomiendan algunas PRUEBAS ADICIONALES. El tiempo de tránsito colónico se puede valorar según escala de Bristol (1-2 más lento, 6-7 más rápido), pero las pruebas más precisas abarcan marcadores radiopacos o una técnica de radio-isótopos que implica menos radiación que los estudios de rayos X y puede dar más información. La manometría anorrectal y la prueba de expulsión del balón rectal pueden descartar la disinergia defecatoria. La defecografía puede encontrar etiologías anatómicas como la intususcepción o el rectocele (abultamiento de la pared frontal del recto en la parte posterior de la vagina) con retención fecal, así como la incapacidad de relajar el músculo puborrectal o reducir el ángulo anorrectal al apretar, características típicas de la disinergia defecatoria. La electromiografía y el test de latencia del nervio pudendo son técnicas complementarias.
Presencia de heces sueltas o acuosas, en más del 25% de las deposiciones, sin que el dolor o la hinchazón abdominal molesta sean los síntomas predominantes.

No se cumplen los criterios del SII-D.
Los síntomas:

● Se cumplen los últimos 3 meses

● Se inician hace al menos 6 meses

Diarrea funcional (especificidad: 95.3%)3 claves para realizar el diagnóstico: historia clínica, examen físico, y test diagnósticos básicos.

HISTORIA CLÍNICA debe definir la diarrea según la consistencia de las heces (hacer diario con la escala de Bristol), no su frecuencia, ya que la consistencia correlaciona con el tránsito colónico. Descartar SII. Hacer diario de la dieta para descartar malabsorción de fructosa y lactosa, o exceso de fibra/carbohidratos poco absorbibles. Descartar signos de alarma como pérdida de peso injustificada, diarrea que despierta al paciente, uso reciente de antibióticos (nota de los administradores: u otros medicamentos)2, hematoquecia (sangrado rectal de color rojo vinoso mezclado con las heces, sugiriendo que la causa del sangrado está en el intestino grueso o en el recto) sin hemorroides que sangren ni fisuras anales, diarrea de volumen excesivo (>250mL/día), deposiciones extremadamente frecuentes (>6-10 veces/día), signos de malnutrición, o hª familiar de cáncer colorrectal, enfermedad celíaca, o enfermedad inflamatoria intestinal, requieren pruebas adicionales.

EXAMEN FÍSICO. Valorar el tono del esfínter anal (sobre todo si hay incontinencia) y para buscar masas, fisuras o hemorroides (sobre todo si hay hematoquecia).

TEST DIAGNÓSTICOS. Hemograma completo y análisis de la proteína C reactiva. Perfil tiroideo si hay sospecha clínica de hipertiroidismo. Análisis serológico de enfermedad celíaca si la terapia empírica falla (y valorar gastroscopia con biopsias duodenales si los anticuerpos son positivos o la sospecha clínica persiste). Análisis de heces (bacterias, parásitos y huevos) en áreas endémicas, y calprotectina fecal si hay sospecha de un proceso inflamatorio. La giardiasis y el esprúe tropical deberían valorarse dependiendo de la clínica. Si la diarrea es muy persistente, se puede analizar la elastasa fecal y la presencia de grasa en las heces para buscar un proceso de malabsorción10, un resultado negativo prácticamente descarta esta posibilidad.

Colonoscopia cuando la terapia empírica falla, hay signos de alarma, o se tienen más de 50 años (45 en afroamericanos). Cuando se realice, deben obtenerse biopsias aleatorias del colon derecho e izquierdo para descartar colitis microscópica.

La malabsorción de ácidos biliares puede descartarse con un test de SeHCAT.

Las pruebas de aire espirado pueden identificar la malabsorción de carbohidratos (aunque su eficacia es muy controvertida, los valores obtenidos son de poco valor para el diagnóstico)12, si no se pueden realizar, la opción recomendada es una dieta de eliminación de alimentos que contengan ese carbohidrato específico durante 3-4 semanas.
Hinchazón (sensación de abdomen hinchado) y/o distensión abdominal (aumento observable de la circunferencia abdominal) recurrente, que predominan sobre otros posibles síntomas.

No se cumplen criterios de SII, estreñimiento funcional, diarrea funcional ni síndrome de distrés posprandial (subtipo de dispepsia funcional)
Los síntomas:

● Se cumplen los últimos 3 meses

● Se inician hace al menos 6 meses

● Ocurren mínimo 1 vez por semana
Hinchazón funcional (especificidad: 99.3%)3 elementos clave para el diagnóstico: historia clínica, examen físico, y test diagnósticos básicos.

HISTORIA CLÍNICA debe incluir aparición de los síntomas, relación con dieta (trigo, lácteos, fructosa, fibra, azúcares no absorbibles), el hábito de las deposiciones, u otros síntomas que sugieran otro trastorno funcional. Signos de alarma como anemia o pérdida injustificada de peso deben valorarse para descartar proceso de malabsorción. Pacientes típicamente reportan empeoramiento conforme el día avanza, sobre todo tras comidas, y con alivio al caer la noche. El empeoramiento diurno de la hinchazón frecuentemente se acompaña de mayor distensión. (Nota de los administradores: también hay que revisar los medicamentos que se están utilizando en el momento del diagnóstico)2.

En el EXAMEN FÍSICO, se debe diferenciar entre hinchazón y distensión. La obstrucción intestinal parcial o la organomegalia (agrandamiento anormal de un órgano) requieren estudios adicionales. Si resulta apropiado, puede realizarse un examen pélvico.

En lo referente a TEST DIAGNÓSTICOS, la radiografía abdominal simple puede ayudarnos a valorar una posible obstrucción. Si hay signos de anemia, debe realizarse un hemograma completo. Los análisis serológicos pueden ayudar a valorar una posible celiaquía, y, si son positivos, o la sospecha clínica es elevada, se debe realizar una gastroscopia con biopsias duodenales. El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) puede valorarse con un cultivo de aspirado yeyunal o con un test de aire espirado, preferentemente de glucosa (nota de los administradores: sin embargo, el SIBO parece no guardar relación con los síntomas, y su estudio puede ser un esfuerzo estéril tanto para el médico como para el paciente, generando costes adicionales y demorando el tratamiento, por lo que a veces se prefiere la terapia empírica con rifaximina)13.

*Nota de los administradores: este tema es muy controvertido, pero en pacientes con mucha hinchazón, incapacidad para eructar y ruido de “gorgoteos” en la garganta, se puede consultar al médico sobre la disfunción cricofaríngea retrógrada, que explicamos en este apartado.
Síntomas intestinales no explicados por una enfermedad orgánica

No se cumplen los criterios de SII, diarrea funcional, estreñimiento funcional o hinchazón/ distensión funcional

Los síntomas:

● Se cumplen los últimos 3 meses

● Se inician hace al menos 6 meses

● Ocurren mínimo 1 vez por semana




Trastorno funcional intestinal no especificado (especificidad: 88.4%)Representan a un 11% de la población, muy por encima del resto de trastornos funcionales intestinales, a excepción del estreñimiento funcional (11.7%). Esto supone que el 11% de la población presenta síntomas intestinales crónicos que, teniendo una causa desconocida, no alcanzan la gravedad o persistencia suficiente para ser encuadrados en alguno de estos trastornos, o son síntomas diferentes a los aquí tratados.

*Nota de los administradores: esto no significa que estos pacientes no puedan beneficiarse de los tratamientos que se emplean para el resto de trastornos funcionales intestinales, de hecho, si comparten el mismo síntoma principal, a efectos prácticos es bastante común que los digestivos los traten igual que a pacientes con SII, diarrea funcional, hinchazón funcional...
Aparición de estreñimiento, o empeoramiento de un estreñimiento preexistente, al comenzar, cambiar, o aumentar el tratamiento con opioides que debe incluir 2 o más de los siguientes:

a) Esfuerzo excesivo al menos en el 25% de las deposiciones

b) Heces duras al menos en el 25% de las deposiciones (tipos 1-2 de Bristol)

c) Sensación de evacuación incompleta al menos en el 25% de las deposiciones

d) Sensación de obstrucción o bloqueo anorrectal al menos en el 25% de las deposiciones

e) Se realizan maniobras manuales para facilitar la defecación al menos en el 25% de las deposiciones (evacuación “digital”, apoyo del suelo pélvico…)

f) Menos de 3 deposiciones espontáneas completas a la semana


La presencia de heces líquidas es rara sin el uso de laxantes
No hay criterio temporal.Estreñimiento inducido por opioides (especificidad: 99.2%)3 elementos clave para el diagnóstico: historia clínica, examen físico, y pruebas diagnósticas básicas.

HISTORIA CLÍNICA. El primer paso es verificar la asociación entre el estreñimiento y el uso de opioides para determinar si existe una relación temporal. Si existe, se debe determinar el tipo, severidad y frecuencia del estreñimiento. Deben descartarse signos de alarma como la pérdida de peso injustificada (>10% en 3 meses), el sangrado rectal (en ausencia de hemorroides sangrantes o fisuras anales) o una hª familiar de cáncer colorrectal (o poliposis).

EXAMEN FÍSICO incluyendo examen anorrectal para identificar problemas estructurales o disinergia defecatoria.

TEST DIAGNÓSTICOS. Si la clínica lo indica, se utilizan test simples de laboratorio (hemograma completo, perfil metabólico, calcio sérico o TSH), mientras una radiografía de abdomen (riñones, uréteres, vejiga) puede identificar la impactación fecal y el nivel de acúmulo de heces. Los pacientes mayores de 50 años (y afroamericanos mayores de 45) deberían hacerse una colonoscopia, así como los pacientes con signos de alarma (anemia, hematoquecia no debida a hemorroides sangrantes o fisuras anales, o hª familiar de cáncer colorrectal).


  1. Especificidad: Probabilidad de sufrir este TFD en concreto cumpliendo los criterios de Roma IV, descritos en las columnas 1 y 2 (Artículo resumen del desarrollo y validación de los Criterios de Roma IV).
  2. Los antibióticos, tal como se describe en el recuadro de la diarrea funcional, pueden provocar diarreas, entre otros síntomas digestivos. Por otro lado, algunos medicamentos que podrían provocar estreñimiento, según la IFFGD, serían: antiácidos que contienen aluminio o calcio, anticolinérgicos/antiespasmódicos, anticonvulsivos, antidepresivos, antihipertensivos, antipsicóticos, secuestrantes de bilis, bloqueadores de los canales de calcio, diuréticos, suplementos de hierro y opioides, entre otros.
  3. Datos de prevalencia del SII obtenidos del macroestudio epidemiológico de la Rome Foundation en 2020, realizado en 33 países y 6 continentes.
  4. La calprotectina fecal nos dice si hay inflamación en algún punto del tubo digestivo. Es más específica que la proteína C reactiva (marcador serológico), al ser un marcador intestinal, pero no nos dice en qué parte del tubo digestivo está la inflamación, ni a qué se debe. Es un buen indicador de la EII, aunque también puede estar alta por otro tipo de problemas. En la Seguridad Social, estas pruebas sólo las pueden mandar los digestivos, pero esto podría variar en algunas comunidades autónomas. 
  5. Si la proteína C reactiva es inferior a 0.5 y la calprotectina es inferior a 40, hay menos de un 1% de posibilidades de tener una EII (Crohn, colitis).  
  6. Los digestivos a día de hoy NO consideran que los niveles de vitamina D sean relevantes en el SII, y la evidencia científica hasta la fecha es controvertida, aquí una revisión de 2018. Hay datos anecdóticos de pacientes que la tenían baja y mejoraron sus síntomas significativamente con suplementación, pero en estudios controlados la evidencia es contradictoria. Lo único medianamente claro es que los pacientes con SII suelen tener niveles de vitamina D más bajos que los de la población general, por lo que analizar los niveles podría estar indicado, no para tratar el SII, sino para restaurar unos niveles normales y prevenir otros problemas de salud.
  7. Se pueden incluir medidas como los niveles de anticuerpos IgA sérica total y de IgA Anti-TG2 (que, si no se ha dejado de consumir gluten, pueden orientar el diagnóstico hacia una celiaquía, ver apartado 2.3.3), o el test genético de celiaquía, si se sospecha por antecedentes familiares o por una clínica muy característica.
  8. Otra condición, aún poco definida, es la Sensibilidad al Gluten No Celíaca (SGNC). Estos pacientes son aquellos que, sin ser celíacos, no toleran los productos con gluten. Es una condición controvertida y que se trata más a fondo en el apartado 2.4.2. La única forma de saber si se padece SGNC, según el Dr. Fernández-Bañares, presidente de la Sociedad Española de Enfermedad Celíaca y especialista en aparato digestivo, es hacer una dieta estricta sin gluten durante al menos 6 semanas, y ver si la sintomatología mejora. NO se debe empezar la dieta sin gluten sin haber descartado antes la enfermedad celíaca. 
  9. Para descartar parásitos, esto puede hacerse por microscopio (cultivo) o por técnica PCR, sobre todo cuando hay diarrea intensa y persistente (aunque pueden provocar otros síntomas). Si se hacen por microscopio se deben realizar con muestras de 3 días alternos, y el microscopio permite ver cualquier parásito, pero los resultados de la prueba dependen en parte de la pericia del observador. Una opción es acompañar estas pruebas de un estudio de parásitos con técnica PCR, que detecta los restos del ARN del parásito en las heces, es más precisa (estudio, estudio, estudio), no depende del observador, y sólo requiere de 1 muestra, PERO sólo permite ver una serie de parásitos concretos, normalmente los más frecuentes. Uno de estos parásitos, la Giardia Lamblia, puede provocar síntomas muy diversos. Para este parásito, si quedan dudas tras los test anteriores (sobre todo la PCR, que puede dar valores «fronterizos»), se puede hacer un análisis de sangre donde se valoren la IgA, IgG e IgM específicas. La IgG sólo nos va a decir si lo hemos tenido, no si lo tenemos en la actualidad (mide la «huella» del parásito).
  10. La malabsorción de grasasse caracteriza por la aparición de heces malolientes, voluminosas, pegajosas y que flotan en el agua (esteatorrea). También puede haber pérdida de peso, déficit de vitaminas y minerales y dolor abdominal. Para el diagnóstico se utiliza el test de aliento con trioleína marcada con carbono 13. También se puede utilizar el test de elastasa fecal, una analítica de heces que valora los niveles de ciertas enzimas pancreáticas (si están bajas, se puede plantear la suplementación con enzimas digestivas como el Kreón).
  11. La indicación de la Rome Foundation de descartar colitis microscópica es sólo cuando hay diarrea acuosa severa que no remite, aunque los administradores de la web hemos visto casos de síntomas diferentes, compatibles con un diagnóstico de SII, que mejoraban al tratar con budesonida una colitis linfocítica diagnosticada. La evidencia científica sobre esto todavía es escasa, sujeta en gran medida a estudios puntuales y conferencias en congresos, y sigue sin quedar claro si los síntomas realmente son por la colitis microscópica. La colitis microscópica se diagnostica con  un conteo numérico de los linfocitos intraepiteliales en varias biopsias de colon (de distintas secciones). Puede ser linfocítica (más de 20 linfocitos intraepiteliales por 100 colonocitos, siendo lo normal menos de 7) o colágena (banda irregular de colágeno justo bajo el epitelio de la mucosa). 
  12. Esto es una aportación personal al artículo de la Rome Foundation, basándonos en estudios de 2005, 2011, 2013 y 2019, y en un artículo de la Universidad de Monash de 2018.
  13. Esto es una aportación personal al artículo de la Rome Foundation, basándonos en estudios de 2005, 2006, 2009 y 2019.

En el caso de cumplir los criterios del Síndrome del Intestino Irritable, las siguientes imágenes, extraídas de la Guía de Práctica Clínica para el SII de la AEG (actualización de 2017), muestran una serie de estudios adicionales que puede ser conveniente realizar. Pueden ser recomendables también para pacientes con otros trastornos funcionales intestinales:

Para finalizar esta sección, trataremos por encima algunas pruebas e intervenciones donde la evidencia científica es controvertida, y que generan bastante confusión en pacientes que buscan desesperadamente un diagnóstico más allá del “SII”, o un tratamiento que les funcione mejor. En el apartado puede encontrarse información más detallada.

  • Últimamente se habla de un nuevo desorden que puede imitar síntomas del SII (estreñimiento, dolor), pero sobre todo de la hinchazón funcional (hinchazón-distensión). Este trastorno recibe el nombre de disfunción cricofaríngea retrógrada, y todavía no está demostrado que pueda provocar síntomas intestinales, o la evidencia es muy pequeña. El año pasado se publicó un primer estudio muy preliminar, en el que los pacientes eran tratados con una inyección de bótox en el músculo cricofaríngeo (también denominado esfínter esofágico superior), que podría ser necesario repetir pasado un tiempo o cada X meses/años. Por lo poco que hemos podido indagar tras hablar con pacientes que se operaron y mejoraron, parece que quienes lo sufren tienen el rasgo común de no poder eructar (son personas que pueden haber eructado 4-5 veces en toda su vida), lo que dificulta la expulsión de gases por vía oral. El síntoma principal es una hinchazón muy intensa y un ruido característico (como «gorgoteos» o el croar de una rana) a nivel del cuello (provocado por el aire que intenta salir), y podrían aparecer síntomas digestivos como consecuencia de ese exceso de gas. Si se sospecha de esto, puede ser adecuado mencionarlo a un digestivo o a un otorrino (éstos últimos son los que realizan la cirugía), pero lo esencial es buscar un profesional honesto, y a ser posible, una segunda opinión en la Sanidad Pública, teniendo siempre en cuenta que no eructar puede ser perfectamente normal y compatible con la salud. También hay un subforo de Reddit donde los pacientes cuentan su experiencia.
  • Otra condición que ha recibido mucha atención en webs como ForoSII, y que también podría imitar síntomas del SII (dolor abdominal -especialmente en el cuadrante inferior derecho-, estreñimiento, distensión…), es el ciego móvil. Se puede ver en dos radiografías de abdomen, una de pie y otra en posición de Trendelenburg (el contraste de la radiografía se puede hacer por enema de bario, o bebiendo 40 gr de bario 10 horas antes), y el método utilizado para corregirlo se denomina cecopexia. Sin embargo, la evidencia a día de hoy es más anecdótica que científica, con pocos estudios (2011, 2016, 2018) y metodología algo pobre, principalmente de caso único o retrospectivos. Hay una revisión de 2015 que detalla toda la historia de esta cirugía y los avances que han habido en su práctica. Sin embargo, no está claro que el ciego móvil provoque los síntomas que se le atribuyen, o al menos sabemos que esto no ocurre en una parte de la población que lo tiene y están asintomáticos (en la revisión se comenta que el ciego móvil aparece en el 11.2% de las autopsias en población general), o que, sufriendo de los síntomas descritos, siguen exactamente igual tras la operación. Esta cirugía, además, implica más riesgos que la anterior (aunque hoy en día ya no tanto, al hacerse por laparoscopia), y puede suponer un importante desembolso, por lo que, antes de hablar con un cirujano, es recomendable hablar muy seriamente con un digestivo especializado en patología funcional,  o con cirujanos que trabajen en la Sanidad Pública y puedan hacer una valoración más imparcial. Hay casos que dicen haber mejorado, pero normalmente quien recurre a esta opción lo hace como último recurso después de agotar todo lo anterior.