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Dieta

El primer paso común a todos los pacientes: la dieta

El tratamiento inicial en todos los subtipos de SII es modificar la dieta. Para empezar, hay ciertos alimentos (2015) que sientan mal a un gran número de pacientes, como son el trigo/granos, vegetales, productos lácteos, comidas muy grasas, picantes, café y alcohol. También hay estudios sobre distintas dietas que se vienen usando desde hace décadas, y que ahora iremos viendo, aunque luego los pacientes las tengan que adaptar a su caso particular. Es clave asimismo haber descartado la presencia de intolerancias alimentarias a la lactosa, fructosa y sorbitol, así como la celiaquía & sensibilidad al gluten no celíaca (ver apartado 2).

  • La dieta NICE (National Institute for Health and Care Excellence) fue la primera dieta diseñada específicamente para pacientes con SII, y es una de las menos restrictivas, por lo que puede valer la pena empezar por aquí, especialmente si la sintomatología no es muy grave. AQUÍ podéis descargar un documento de la Asociación Española de Gastroenterología donde se explica dicha dieta.
  • Otra dieta que ha recibido bastante atención en los últimos años es la dieta sin gluten (en el estudio de los ECAs descrito en el apartado principal de los tratamientos, es el tratamiento que más superior se muestra al placebo, aunque sólo se recogen 2 estudios), ante la cual, los síntomas mejoran drásticamente en un subgrupo de pacientes que podrían cumplir los criterios de la llamada «sensibilidad al gluten no celíaca» (2.4). Con el tiempo, se ha comprobado que el éxito de esta dieta, la mayoría de veces, no se debe a la restricción del gluten, sino a la de los fructanos, un carbohidrato fermentable (FODMAP) que abunda, entre otros alimentos, en los cereales que contienen gluten (aunque los fructanos de, por ejemplo, el trigo, son diferentes de los de la cebada, o de los del ajo). AQUÍ podéis descargar un documento de la AEG donde se explica la dieta sin gluten, en este caso aún más sencilla de seguir que la anterior. OJO, si la clínica sugiere la posible presencia de enfermedad celíaca (ver 2.3), NO se debe iniciar esta dieta hasta haberlo verificado.
  • Por último, de entre todas las dietas investigadas, la dieta low FODMAP es la que mejores resultados parece tener, mejorando significativamente los síntomas en un 50-85% de los pacientes. Eso sí, también es la más restrictiva, y, al igual que con las dietas anteriores, normalmente la mejora es sólo parcial, no total (como ocurriría en el caso de una intolerancia). En todas las dietas va a tocar experimentar sí o sí, cada uno debe descubrir qué le sienta bien y qué no, y en la low FODMAP esta experimentación es incluso más importante. AQUÍ podéis descargar un documento de la AEG donde se explica la dieta con todo detalle, aunque la fuente más fiable es la App «Monash Uni Low FODMAP Diet», de los creadores originales de esta dieta (la Monash University, en Australia). Si domináis el inglés, hay dos grupos de Facebook que pueden serviros para la dieta low FODMAP, que son «Low FODMAP Diet Support» y «Low FODMAP Recipes & Support». Si preferís el idioma patrio, el grupo de «Intolerancia a la fructosa/sorbitol/lactosa/dao (Gluten,SIBO,PARÁSITOS)» puede serviros también en este sentido. Las dietas low FODMAP que se encuentran por internet y las que los médicos dan no siempre son del todo correctas, a veces tampoco las de los nutricionistas. 

A todo lo anterior habría que añadir que hay ciertos alimentos que suelen dar problemas a los que están “tocados” de la tripa, como el huevo, los lácteos (2.1.2) o las legumbres, y que a veces pueden indicar afecciones subyacentes como alergias alimentarias IgE mediadas (se ven en una analítica de sangre) e IgE no mediadas (no salen en las analíticas). Asimismo, en el apartado 3.3 hablamos por encima de la Histaminosis Alimentaria No Alérgica, una condición todavía en entredicho para los especialistas en aparato digestivo, al no haber estudios lo suficientemente sólidos para avalar su existencia. En el SII concretamente (o en pacientes con trastornos funcionales intestinales) también puede ser importante controlar las cantidades de fibra, grasa o almidón resistente de los alimentos, el cómo lo desarrollaremos más abajo. Teniendo en cuenta todos estos factores, en el apartado de recetas hemos incluido algunas propuestas que creemos que podrían ser de ayuda.

CÓMO REALIZAR UNA DIETA PERSONALIZADA

El tratamiento más reconocido a día de hoy, y el que los digestivos suelen recomendar, es la dieta low FODMAP. En este apartado partiremos de ella, para acabar dando unas indicaciones que permitan a cualquier paciente hacerse una dieta lo más personalizada que le sea posible, incluyendo todo tipo de componentes problemáticos. Empezamos pues.

Las siglas «FODMAP» se refieren a los «low Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides And Poliols», es decir, a los carbohidratos poco fermentables y que producen poco gas, lo que reducirá las molestias. Esta dieta fue descubierta en 2005 por científicos de la Monash University, en Australia, con la intención de tratar el SII/colon irritable (con una mejora significativa en el 50-85% de pacientes, véase  201420162016). Los FODMAPs constituyen una serie de carbohidratos de cadena corta que son mal absorbidos en el intestino delgado y pueden producir, por su actividad osmótica y por la fermentación de las bacterias colónicas (que producen gas), síntomas como diarrea, distensión, dolor abdominal o meteorismo (acúmulo de gases y/o aumento de la sensibilidad a éstos). Parece que hay más mecanismos por los que los FODMAPs nos afectan, y determinados metabolitos o componentes de éstos podrían interactuar con la microbiota, la mucosa y el sistema inmune para provocar los síntomas, pero este tema lo desarrollaremos en los apartados dedicados a las alteraciones inmunitarias y de la microbiota. Con respecto a los posibles riesgos de esta dieta, es cierto que, al ser un descubrimiento relativamente reciente, no se conocen del todo los efectos a largo plazo que puede tener sobre la salud, aunque de momento los estudios que van saliendo no dan señales de alarma (2020). En el apartado sobre microbiota antes citado se profundiza un poco en las controversias surgidas en torno a este enfoque terapéutico.

Aquí un vídeo (en inglés) que explica muy por encima los efectos de la dieta low FODMAP:

¿Qué alimentos se consideran FODMAPs?

Básicamente todas las legumbres, las frutas (excepto aguacate, limón y coco, tolerados por algunas personas, los cítricos, la papaya no madura…), el trigo, la cebada, el centeno, muchas verduras, el ajo, la cebolla, productos integrales…la lista es muy larga, y, en este caso, las páginas web NO SON FIABLES EN SU GRAN MAYORÍA. Las dietas que los médicos suelen dar están sacadas de estas páginas de internet, y no suelen estar bien documentadas para casos donde la intolerancia es grave, o donde se tiene un SII. Esta información se puede ampliar con el modelo de dieta de la Asociación Española de Gastroenterología o con la App oficial.

¿Es eficaz un dieta low FODMAP? ¿Vale la pena pasar por tantas restricciones? En este estudio de 2017, entre muchos otros, se habla un poco de todo esto, y de su eficacia. Esta dieta parece ser la más efectiva de las estudiadas hasta la fecha (frente a otras como la GAPS, o la NICE) aunque hay un 15-50% de pacientes que no mejoran con ella. Del 50-85% que sí, aunque consiguen una cierta mejora de los síntomas al hacer la dieta, cuando llega el momento de reintroducir las frutas, verduras, hortalizas… al 25% de estos pacientes les resulta imposible, con los consiguientes déficits nutricionales a largo plazo (que pueden paliarse mejor o peor con vitaminas, suplementos…abajo hablamos de ello).

La dieta low FODMAP puede hacerse en dos fases: fase restrictiva y fase de reintroducción de alimentos. Sin embargo, hay quien prefiere empezar directamente por ver en la App qué alimentos son altos en FODMAPs y cuáles no, y ajustar su dieta sobre la marcha. Si esto da resultado, perfecto. El problema que puede darse es que muchos pacientes, sobre todo los que padecen de un trastorno funcional digestivo añadido a la intolerancia (como el SII), podrían seguir sin mejorar del todo a través de este método. Esto puede deberse a muchos motivos, siendo uno de ellos el hecho de que no sólo los FODMAPs nos afectan, sino también las fibras, las grasas, el almidón resistente, los lácteos, la forma exacta de cocinar y comer determinados alimentos…más adelante nos detendremos en todo ello. Otra posibilidad es que no hayamos identificado cuáles son los FODMAPs que nos sientan mal, y otra opción es que los síntomas no sean 100% dependientes de lo que comemos, y no logremos un alivio completo sólo con la dieta, pudiendo requerir el uso de determinados fármacos (algo frecuente en pacientes muy severos). Lo ideal, antes de entrar en medicamentos, es hacer la dieta en condiciones, con sus dos fases, que ahora explicaremos.

FASE RESTRICTIVA

La fase restrictiva suele durar 4-6 semanas, si se alarga más tiempo, o tenemos dificultades para reintroducir, sería necesario mencionárselo al digestivo, y posiblemente contar con la ayuda de un dietista&nutricionista familiarizado con estos trastornos (aunque ya sabemos que un 25% de pacientes no podrán reintroducir bajo ninguna circunstancia).

Generalmente, en esta fase deben evitarse, según tolerancia, alimentos altos en FODMAPs, lácteos, fibra, grasas, o almidón resistente (las bebidas carbonatadas, estimulantes o los picantes no hace falta ni mencionarlos). Podríamos consumir alimentos como pescado blanco, carne blanca, claras de huevo, aceite de oliva virgen extra en moderación, arroz, mijo…alimentos bajos en todos estos componentes, según tolerancia (laxantes osmóticos suaves, como el carbonato de magnesio, pueden ser de ayuda en este periodo). En el apartado 6 hemos añadido algunas recetas que pueden ser de utilidad para esta fase y las sucesivas. A veces ayuda controlar las cantidades de carbohidratos por comida, en el caso de la pasta, pesándola en seco antes de cocinarla.

Saber qué tiene cada alimento es complicado, y en Google uno se puede dejar la vista buscando, por lo que aconsejamos:

  • Para los FODMAPs: recurrir a la App de FODMAP que antes comentábamos («Monash Uni Low FODMAP Diet»), donde también se nos indican cantidades más o menos «seguras» en las que consumir cada alimento, aunque esto es dependiente del individuo. Ojo porque la App de FODMAP no es Dios, sólo es orientativa, y puede ocurrir que alimentos que supuestamente nos van bien, nos sienten fatal, y al revés.
  • Para las cantidades de grasas/fibra: Podemos consultar la Base de Datos Española de Composición de Alimentos de AECOSAN en el siguiente enlace (clicar en «Consulta» y después en «Consulta avanzada»).
  • Para identificar los alimentos ricos en almidón resistente: En estos documentos (20082018) podéis encontrar información fiable sobre varios de estos alimentos, se mencionan los granos enteros o parcialmente molidos, semillas, legumbres, papa cruda, plátano verde, almidón de maíz con alto contenido de amilosa, patatas cocidas y enfriadas, y el pan y hojuelas de maíz. Parafraseando el segundo artículo, «de manera natural el almidón resistente podemos encontrarlo en granos de cereales, semillas, legumbres y tubérculos y en la industria alimentaria en una amplitud de productos asociados a la panificación, pastelería, galletería y cereales extruídos«. El arroz refrigerado y la patata cocida enfriada son dos de las fuentes más habituales de almidón resistente. 

Si, tras las 4-6 semanas de dieta restrictiva, los síntomas no mejoran nada, recomendamos acudir a un dietista/nutricionista que supervise que todo se está haciendo correctamente, y si se sigue sin mejorar, lo más seguro es que los síntomas sean independientes de los alimentos. Se puede probar la dieta sin gluten durante 6 semanas, siempre y cuando el digestivo haya descartado antes la celiaquía, para ver si hay una sensibilidad al gluten no celíaca provocando los síntomas. En caso de que sospechar alergias alimentarias atípicas (que pueden dar síntomas más puramente digestivos), puede valer la pena restringir el trigo, la levadura, la leche y la soja, si no se ha hecho todavía (2014). También se pueden realizar pruebas como la de la alergia IgE mediada a diversos alimentos, tal y como se describe en el apartado de diagnóstico, y siempre con la orientación de un médico. 

Si, por el contrario, hubiera mejoría, pero no fuera suficiente, lo ideal, antes de empezar la reintroducción, sería hablar con el digestivo para realizar algún tratamiento a la vez que la dieta, para intentar minimizar las molestias al máximo antes de comenzar la reintroducción de alimentos.

Si el alivio con la dieta restrictiva es total, el siguiente paso es reintroducir alimentos. 

FASE DE REINTRODUCCIÓN DE ALIMENTOS

Hay que tener presente que existen varias combinaciones problemáticas, al menos al principio. Así pues, en las primeras comidas, debemos evitar mezclar alimentos que sean ricos en:

  • Fructosa: Mayoría de frutas, alcachofas, guisantes, zumos, miel, siropes (no el de arroz), espárragos, frutas desecadas, ron, algunos vinos…
  • Lactosa: Lácteos.
  • Fructooligosacáridos/fructanos: Ajo, cebolla, cebada, centeno, trigo, alcachofas, guisantes, espárragos, puerro, achicoria, cosas con inulina, pistachos, anacardos, nectarina, caqui, sandía…
  • Galactanos: Legumbres (incluida la soja), pistachos, anacardos…
  • Polioles: Como el manitol, xilitol, sorbitol…presentes en la calabaza, el aguacate, nectarinas, cerezas, melocotones, ciruelas, manzanas, albaricoques, moras, peras, coliflor, champiñones…

Cuando hacemos la reintroducción, seguimos con la dieta de la fase restrictiva, pero se van añadiendo nuevos alimentos manteniendo el resto de variables controladas (el resto de la dieta no se toca, se mantiene la misma rutina diaria si es posible, la misma medicación en caso de haberla, horarios similares o parecidos en las comidas…) para garantizar que, si hay síntomas, éstos se deban a los alimentos reincorporados, y no a otra cosa. Se debe empezar siempre por aquellos alimentos más bajos en FODMAPs, fibra, grasas y almidón resistente (estos últimos también pueden cocerse o calentarse inmediatamente antes de comerlos para reducir su cantidad), siempre según tolerancia. De este modo, tras X tiempo de dieta restrictiva, metemos algo nuevo a mediodía (zanahoria cocida por ejemplo), normalmente en una cantidad no superior a 30 gramos en seco, y cocido si es una verdura/legumbre. Vemos qué tal nos sienta. Los FODMAPs pueden tardar hasta 5-6 horas en provocar síntomas, aunque esta franja temporal puede variar, y los datos sugieren que hasta que no pasan 48 horas (artículo web de la Monash University, 2016) no podemos estar 100% seguros de que el alimento ha sido bien tolerado. A las 48 horas, podemos hacer otra prueba, y así… Cuando un alimento se ha tolerado varias veces sin dar síntomas, podemos aumentar la frecuencia con que lo tomamos, o aumentar las cantidades, y ver si va bien. Luego podemos ver qué pasa si además de éste, metemos otros alimentos nuevos en distintas comidas del mismo día, y finalmente en la misma comida, teniendo siempre cuidado con las combinaciones entre FODMAPs (y entre los distintos FODMAPs unos con otros, como vimos arriba), fibra, grasas, almidón resistente y legumbres (éstas sientan mal en una amplia mayoría de casos, se recomienda cocerlas hasta dos veces en casos de tolerancia muy baja). A partir de aquí el camino es muy personal y cada uno debe seguir el ritmo que su propio cuerpo le dicte, no hay una norma general, la dieta es específica y diferente en cada caso particular. Algunos incluso no responderán a la low FODMAP y se encontrarán mejor haciendo dietas improvisadas por ellos mismos. 

Puede ser útil asegurarse de que estamos haciendo la dieta correctamente, para lo cual hemos recopilado algunos «apuntes prácticos»…

APUNTES PRÁCTICOS PARA EL SEGUIMIENTO DE LA DIETA

  • Fruta madura/reseca:

Cuanto más madura está una fruta, mayor es el contenido de FODMAPs, por norma general. Lo mismo ocurre cuando se reseca (una pasa tiene más FODMAPs que una uva, pese a tener una masa «seca» similar). El motivo es que las frutas tienden a acumular fructanos en respuesta a determinados estresores ambientales, como el frío o la sequía. Por eso, cuando una fruta ha madurado en cadenas de refrigeración, o ha sido resecada, su contenido en FODMAPs aumenta. Ambos supuestos han sido probados en frutas como el plátano o las uvas pasas. Sin embargo, no siempre una fruta más madura es más alta en FODMAPs. Es el caso de la guava, que al madurar disminuye su concentración de los mismos, sin que aún tengamos una explicación clara del por qué.

  • Polioles:

Todos suelen sentar mal, excepto el eritritol (E-968), que se tolera algo mejor (porque a diferencia del resto, se absorbe en un 90% y no suele llegar al colon, las bacterias apenas se lo comen, y se produce menos gas a su costa). Otros polioles son: arabitol, dulcitol (galactitol), hidrolizados de almidón hidrogenado (HAH), iditol, inositol, isomaltitol (isomaltosa, isomalt, E-953), jarabe de poliglicitol, lactitol (E-966), maltitol (E-965), manitol (E-421), propilenglicol (E-1520), xilitol (E-967), treitol, ribitol (adonitol) y sorbitol (E-420).

  • Las infusiones:

Las más bajas en FODMAPs son el té rooibos (que no es un té, ni tiene teína), el poleo menta (que hay que limitar si se sufren reflujos, pues sus propiedades antiespasmódicas pueden relajar el esfínter esofágico inferior) y la salvia. Las más altas en FODMAPs y que debemos evitar, son las infusiones de manzanilla (camomila), crisantemo, diente de León, achicoria, hinojo o regaliz.

  • Los tés:

Los no fermentables se toleran mejor, entre éstos están el té verde, el blanco el kuchika y el de jazmín, todos bajos en FODMAPs. Se deben evitar el té negro, el Chai, o el oolong. Ojo con la teína si tienes el estómago delicado o un SII, e igual con la cafeína o el cacao desgrasado en polvo (el cacao normal puede dar problemas por la grasa), todos ellos son estimulantes que pueden agravar los síntomas, aunque la evidencia para esto no es muy sólida y se basa principalmente en estudios observacionales.

Es una parte de los carbohidratos, junto con el almidón y los azúcares. Hay dos tipos, soluble e insoluble. La soluble atrae el agua y se convierte en un «gel» durante la digestión. La insoluble aumenta el volumen de las heces. Si la intolerancia es grave, o hay un SII, es habitual tener problemas con ambos tipos de fibra. Sin embargo, puede haber gente que tolere un tipo y gente que tolere otro.

Las fibras solubles son: fructooligosacáridos-FOS (inulina, levanos, fructanos…), galactooligosacáridos-GOS…. (rafinosa, estaquiosa…), xilooligosacáridos-XOS, isomaltooligosacáridos-IMOS, pectinas, betaglucanos, mucílago, gomas (las veremos abajo), y algunos tipos de hemicelulosas. Alimentos con fibra soluble pueden ser el salvado de avena, frijoles, cebada, nueces, semillas, lentejas, guisantes y la mayoría de las frutas.

Las fibras insolubles son: algunos tipos de hemicelulosas, la celulosa, la lignina y la quitina. La celulosa (que se encuentra en las legumbres, semillas, vegetales de raíz y vegetales de la familia de la col), el salvado de trigo y el salvado de maíz son ejemplos de alimentos con fibra insoluble.

Muchos alimentos llevan los dos tipos de fibra, por lo que, al menos al principio de la dieta, se recomienda evitar alimentos como la avena, la quinoa, los cereales o cualquier producto integral (y por supuesto, las legumbres, verduras, frutas y hortalizas). Y cuando se reintroduzcan, se aconseja empezar por productos que lleven menos de 4 g de fibra por cada 100 g de producto (por poner un límite, cada uno puede irlo ajustando según su caso).

  • Los productos integrales:

Son ricos en fibra, y, por tanto, están contraindicados.

  • Las gomas:

Hay quien dice que no las puede ni ver, pero la evidencia científica es casi inexistente, por lo que no puede afirmarse con seguridad si sientan bien o mal. Se usan como espesante en diversos productos, por ejemplo, leches vegetales. Pero también son frecuentes en los productos de repostería sin gluten (al no tener gluten, necesitan otra cosa para aglutinar la masa), principalmente el pan. Para algunos, la goma guar sí podría sentar bien, pero dependerá del caso particular. Otras gomas son la goma gellan, el agar-agar, la goma xantana, la goma arábica o la goma carragenana (E-407).

  • Las algas:

Las algas rojas suelen llevar sorbitol (E-420), un poliol problemático del que ya hemos hablado. Si compráis leches vegetales que lleven el calcio añadido, comprobad el etiquetado, a veces este calcio proviene del alga lithothamnium calcareum, un alga roja. Desconocemos si ésta contiene sorbitol después de haber sido procesada, o si la concentración del mismo sería suficiente para provocar síntomas, pero en caso de duda no perdéis nada por empezar por otro tipo de leche (buscad una que lleve en su lugar fosfato tricálcico, carbonato de calcio…).

  • El almidón resistente:

Es un tipo de almidón presente en muchos carbohidratos, como la patata o la zanahoria. El problema es que es uno de los alimentos favoritos de las bacterias del colon, que lo fermentarán, provocando síntomas. La buena noticia es que podemos reducir su cantidad si cocemos estos alimentos y los consumimos antes de que se enfríen. Otra forma de reducirlo es recalentar estos alimentos antes de comerlos (aunque una parte del almidón resistente se conserva, recibiendo el nombre de «almidón retrógrado»).

  • Reintroducción de legumbres:

Si en algún momento os atrevéis a reintroducir las legumbres, es mejor empezar por las que vienen en conserva, como los garbanzos enlatados (obviamente, cambiándoles el agua). El motivo es que la fructosa y otros FODMAPs presentes en éstas se diluyen en el agua del recipiente, haciéndolas más fáciles de procesar para nosotros. Otra opción es utilizar la técnica de la doble cocción, que no es mas que cocer dos veces las legumbres, para eliminar la mayor cantidad posible de FODMAPs. Si además tomamos algún suplemento enzimático que lleve alfa-galactosidasa, mejoraremos un poco su digestión.

  • Reintroducción de verduras:

Lo ideal es cocerlas, al menos al principio, para reducir su cantidad de FODMAPs. En el caso de algunas, como las zanahorias o patatas, la cocción es necesaria también para reducir la cantidad de almidón resistente.

  • Glucosa y fructosa:

Se dice que, si la relación de glucosa y fructosa en un alimento está balanceada, la glucosa «ayuda» a digerir la fructosa y no se tienen síntomas. Esto es relativo, y en muchos casos reales no se cumple en absoluto («No differences in symptoms were experienced with the addition of glucose, except more nausea when glucose was added to fructose»). Además, por esta regla de 3 la sacarosa (glucosa + fructosa) debiera tolerarse siempre, algo que no ocurre en todos los casos.

  • Clasificaciones:

En los casos donde la intolerancia es grave, las clasificaciones no son tan útiles, y la propia experimentación es lo que mejores resultados da. Muchos pacientes van a nutricionistas, controlan los niveles de fructosa, polioles, etc…diarios, y aun así les sientan mal cosas que no deberían sentarles mal, y les caen bien otras que no deberían caerles bien, y ningún profesional entiende por qué. Algunos no pueden comer prácticamente nada, y se pasan años y años a base de 2-3 alimentos (o incluso menos). Desgraciadamente se sabe muy poco de intolerancias y trastornos funcionales digestivos (si se supiera más, nunca habríamos tenido la necesidad de crear este espacio web), y todas las clasificaciones que hemos visto pueden quedarse en nada ante determinados casos, en los que a menudo el ensayo y error es el único método posible.

SUPLEMENTOS

Hay algunas cosas que, sin llegar a ser tratamientos médicos, pueden ayudar con las intolerancias.

  • Enzimas digestivas:

Por un lado está el Fructaid, que contiene unas enzimas (glucosa isomerasa) que ayudan a digerir la fructosa presente en los alimentos. Puede ayudar en ocasiones especiales, pero no a todo el mundo le sirven, y son bastante caras (además llevan trehalosa, que no siempre sienta bien). Otra opción es el Lutomerase Disolut, que lleva unas enzimas similares (xilosa isomerasa) pero sin trehalosa. Ninguna de las 2 sirve para la digestión del resto de FODMAPs, o de las fibras, almidón resistente y carbohidratos problemáticos de las legumbres (para estos últimos está la alfa-galactosidasa). Por otro lado están el Beano y el Oligase 600, que incorporan la enzima alfa-galactosidasa, que nos ayudará a digerir los galactanos de las legumbres, si es que se llegan a reintroducir. El Beano lleva manitol, que podría dar problemas a quien no lo tolere, aunque desconocemos en qué concentración está. Por último, otra opción es el Quatrase, que lleva tanto alfa-galactosidasa como glucosa isomerasa, ayudando a digerir tanto fructosa como galactanos.

  • Multivitamínicos:

Pueden ser una ayuda necesaria para sobrellevar la falta de frutas y verduras, más aún si se está realizando una dieta muy restrictiva. Lo que se recomienda es hacerse primero una analítica completa de todas las vitaminas y ver cuáles te faltan, para suplementar lo justo y necesario. El problema es que en las farmacias no suelen venderse las vitaminas por separado (más allá de la C, la D y un par más), y tendríais que buscar por internet. En caso de tener un déficit generalizado, se puede tirar de los multivitamínicos de toda la vida. Ejemplos de marcas baratas son las de Aldi (Vitalis) o las de Mercadona (Deliplus, éste tiene el problema de que no lleva calcio). Otra opción es tirar de los clásicos: Multicentrum, Supradyn, Berocca, etc. La verdad es que no hay evidencias de que un multivitamínico de 15 euros sea mejor que uno de 3, si ambos tienen igual composición. Hay que tener en cuenta que los multivitamínicos son, idealmente, un parche temporal, el objetivo es irlos dejando conforme podamos reintroducir cantidades mínimas de verdura, aunque no siempre sea posible.

CONSEJOS PARA EL DÍA A DÍA

  • Comer fuera:

Os recomendamos pedir cosas a la plancha sobre todo, acompañadas por lo que consideréis que toleráis. Un buen consejo que podemos daros es que le digáis al camarero “el plato sólo puede llevar esto, esto y esto, y no puede llevar nada más, por problemas de alergia”. Si decís que es una intolerancia, o que tenéis intestino irritable, muy probablemente no lo van a entender. Pero cuando les hablas de una alergia…la cosa cambia. No lo hacen con mala intención, pero es el problema de la sociedad con este tipo de condiciones, que no hay conciencia social y se consideran problemas menores, cuando, en muchos casos, no lo son.

  • El estreñimiento:

Si se está haciendo una dieta muy restrictiva y con poca fibra, es un problema habitual. Para combatir el estreñimiento hay varios métodos, con sus pros y contras, cada uno debe valorar cuál le compensa más. Una primera solución es aumentar el aporte de fibra soluble, si se tolera. Para ello pueden tomarse laxantes como el Plantaben, que tienen la ventaja de no producir habituación. Para que el Plantaben funcione, se debe beber agua en abundancia, o de lo contrario podría estreñirnos aún más. Otra forma de tomar fibra, esta vez insoluble, son las semillas de lino, que se ponen en remojo antes de dormir (una cucharada o dos), y a la mañana siguiente se comen, bebiendo también el líquido (cuya textura es un tanto desagradable), aunque tienen un alto contenido en grasas que puede dar problemas añadidos en caso de sufrir SII. Otra opción es utilizar laxantes osmóticos o emolientes más o menos suaves, u otros más fuertes de manera puntual (apartado «Para el estreñimiento»). Hábitos como beber 2 litros de agua al día y andar al menos una hora ayudarán también. CUIDADO con el uso repetido (diario) de laxantes estimulantes como aloína (en el aloe vera), cáscara sagrada o sen, todos los cuales pueden tener efectos negativos sobre la salud a largo plazo, y pueden agravar los síntomas de los pacientes que también sufran un SII.