¿ Qué es el Colon irritable?
Es un disturbio de la función intestinal caracterizado por la presencia de uno o varios de estos síntomas: malestar abdominal, dolor, espasmos, flatulencia excesiva , náuseas y cambios en el ritmo evacuatorio. Frecuentemente la diarrea puede alternar con el estreñimiento.
La denominación moderna del cuadro es Síndrome de Intestino Irritable (SII) ya que se considera que hay otras estructuras implicadas, y no sólo el colon o intestino grueso.
¿ Por qué se llama irritable?
Porque las terminaciones nerviosas del intestino grueso son hipersensitivas y los nervios que controlan los músculos de este órgano son hiperactivos.
Un simple pasaje de gas u otro fluido a través de su extensión produce una inapropiada actividad muscular que puede momentáneamente interrumpir el normal movimiento peristáltico. Todo esto ocurre sin evidencia de enfermedad intrínseca del colon.
Es una alteración funcional, en tanto no hay ningún órgano afectado, sino que es la función la que se halla alterada. Hablamos entonces de un trastorno que cursa en forma crónica, con períodos de remisiones y otros de exacerbaciones.
Cuales son sus causas?
Son completamente desconocidas. Se habla de una hipersensibilidad visceral, por la cual una actividad abdominal normal puede ser vivenciada por la persona como dolorosa. Es algo así como si tuviera un parlante dentro de sus vísceras .
En la actualidad, una explicación científica más integrada postula la hipótesis de una falla en la regulación entre el Sistema Nervioso Central (SNC) y el Sistema Nervioso Entérico (SNE), lo que se conoce como el eje Cerebro-Intestino, o la conexión Cerebro-Intestinal. El SNE constituye un verdadero “cerebro abdominal”, poblado de infinidad de fibras nerviosas y de neurotransmisores; conectados con el SNC.
Sin embargo, en los estudios de laboratorio los resultados son normales. No se resuelve quirúrgicamente.
¿Es una enfermedad "seria"?
No. Es una disfunción benigna que no implica complicaciones orgánicas a largo plazo. Cada individuo sobrellevará sus síntomas mejor o peor de acuerdo a su personalidad.
A algunas personas puede comprometerles mucho su calidad de vida. Los síntomas pueden ser muy molestos y alterar las actividades diarias de quien lo padece.
Quienes portan este síndrome no están más expuestos a desarrollar cáncer que el resto de la gente.
De diez personas, dos lo padecen.
Según las estadísticas, entre un 10 y un 20 % de la población sufre este cuadro. Se sabe además, que es la segunda causa de ausentismo laboral después del resfrío común.
Las mujeres son quienes más lo sufren.
¿ Tiene cura?
Las estadísticas hechas por la Fundación Internacional del Colon Irritable (Milwaukee, 1995) muestran que cada año un porcentaje significativo de los pacientes se mejoran. Desde un abordaje multicomponente lo más aconsejable es trabajar con un equipo integrado por médico, psicólogo, nutricionista y fisioterapeuta.
Una vez descartada la patología orgánica, el trabajo con un psicoterapeuta especializado en el tema puede ayudar a la recuperación. Por ejemplo, en los casos en los que el stress es un factor central en la aparición del cuadro, resulta indispensable identificar y transformar los desencadenantes o disparadores de los desequilibrios (ambientales, laborales o sociales).
Claro que, el objetivo final debe ser introducir cambios en la forma en que el individuo se vincula con los estímulos estresantes cotidianos y en el modo en que percibe y maneja su enfermedad o disfunción.
Tratamiento Psicológico
He observado que los pacientes que sufren del colon irritable se encuentran “desesperados” en la búsqueda de una ansiada “solución”. Estos pacientes, generalmente son refractarios a los tratamientos convencionales, se observa que reiteradamente fracasan a pesar de transitar distintas y variadas terapéuticas.
Si bien por la índole de la afección, no se puede prometer hasta el presente una definitiva cura, sí sabemos que desde nuestro quehacer psicológico nos incumbe acompañarlo brindándole la mejor atención, transmitiéndole herramientas y recursos para que el enfermo pueda aprender a “manejar” lo mejor posible su disfunción.Tal como señala Edward B. Blanchard de la Universidad de Albany, N.Y; “resulta sorprendente el hecho de que este desorden tan expandido entre la población, haya atraído tan poca atención desde el ámbito psicológico, tanto en el quehacer clínico, como desde la investigación científica”.
Considero que los psicoterapeutas tienen mucho conocimiento y experiencia, que puede ser agudizada al conocer la profundidad fisiopatológica del cuadro. De esta forma, seguramente podrán ayudar más eficientemente a este perfil de pacientes.
En la franja de pacientes que consultan por padecer este síndrome podemos encontrar una gran dosis de conflictos psicológicos, los cuales necesitan de buenas intervenciones psicoterapéuticas.
Resulta fundamental para el paciente, encontrarse con profesionales avezados en el tema, que no aborden al enfermo como ïmaginario", "hipocondríaco", o "psiquiátrico".
Paralelamente, los médicos gastroenterólogos podrán sentirse aliviados al contar con la posibilidad de derivar sus pacientes a los psicólogos, ya que tienen recursos limitados en el tratamiento farmacológico. Sabemos que muchos de estos profesionales de la medicina necesitan incorporar recursos desde la Psicología que puedan ampliar y optimizar su relación con el paciente que muchas veces plantea un desafío significativo.
Extraído de la pág web de la Lic. Silvia Bernstein:
http://www.colonirritable.com.ar/
Saludos cordiales,
S