No es esa la información que yo manejo, oriolet.
En África, por ejemplo, es muy difícil generalizar ya que es un continente enorme, mucho mayor que Europa. Por tanto hay muchísimas zonas disitintas: desierto, selva tropical, estepa,... con muchas culturas humanas diferentes, desde grandes y populosas ciudades semi-occidentales como Johanesburgo a miríadas de poblados repartidos por toda la geografía. Está claro que donde la influencia occidental es mayor, hay costumbres occidentales, pero en el África profunda (que es la inmensa mayoría) tienen falta de servicios básicos como la electricidad, con lo que la conservación de la leche fresca se hace imposible. Únicamente aquellos que disponen de un rebaño pueden permitirse tomarla. El resto, si puede, lo hará en forma de queso, pero escasamente. Lo cierto es que, dentro de la inmensa variedad de gastronomías del continente africano, el lácteo es una rareza, lo que hace que la inmensa mayoría de los adultos africanos sean intolerantes a la lactosa, como tu y yo:
http://www.madrimasd.org/cienciaysocied ... pdf/18.pdf
En Asia y en Asia menor tenemos de todo. Desde los pueblos con fuerte cultura pastoril (sobre todo en Asia menor) pero en la que aparece con mucha mayor predominancia los rumiantes más pequeños (y menos exigentes en pastos) como la oveja y la cabra y cuya leche es mucho más digestiva para el hombre por poseer menos lactosa, y en definitiva, parecerse en su composición más a la leche materna. También están las vacas sagradas de la india, que todos conocemos, pero que nadie cría en rebaños numerosos, lo que sería imprescindible para tener una producción suficiente para incluírlo como ingrediente habitual en su gastronomía. Y luego están China y los países limítrofes, cuya gastronomía nos ha llegado a occidente, seguramente de forma muy sesgada, pero que en ningún caso incluyen la leche como ingrediente habitual. Búscate un recetario de comida china, vietnamita, camboyana,... y lo verás. No es que no haya, si no que su consumo es prácticamente anecdótico en comparación con el que tenemos en Europa, por ejemplo.
Por supuesto que en el Himalaya, Nepal, y la zona siberiana de la antigua URSS toman leche... es que prácticamente sólo se alimentan de lácteos y carne y es por eso por lo que sus floras intestinales tienden a debilitarse y necesitan ingerir probióticos en mayor medida (es de allí de donde nos han llegado muchas de las cepas que tomamos). Estamos hablando de pueblos con climas y ecosistemas en donde la agricultura prácticamente no existe a cambio de una ganadería de subsistencia.
Y en sudamérica, lo difícil es generalizar, pero hay que tener en cuenta la influencia española y portuguesa sobre todo. En cualquier caso, la gastronomía local, la que surge de los pueblos originales, según tengo entendido tampoco incluyen los lácteos como ingrediente fundamental de la dieta. De nuevo el clima cálido y la dificultad para conservar la leche fresca (sea de llama o de vicuña por ejemplo) sólo es posible precisamente en las zonas altas de los andes o en las llanuras al sur de Argentina, donde se encuentran los pastos apropiados.
Para mí, aunque tratan de inculcar la leche como uno de los pilares de la alimentación humana, en la mayoría de los casos no es así y es más bien fruto de las presiones de los productores centro y norte-europeos que, tras años de publicidad y de contaminar las mentes de los profesionales del sector y de la sociedad, se ha acabado por aceptar eso como una verdad inmutable.
No hace mucho, pregunté a un médico si la leche era tan importante para la alimentación humana. Me contestó que gracias a la leche el ser humano podía caminar erguido. Ja, ja, ja... me partía de risa con semejante majadería. ¿Os imagináis a los millones de personas que viven en el mundo y que desde que dejaron la infancia no toman leche, arrastrándose por el suelo como si fueran gusanos? Me parto, me parto... ja, ja, ja.