Pues sí, amoxicilina con clavulánico = cagalera, eso es así
El bivos es el que últimamente compro yo también cuando me dan antibióticos, es baratillo (11€), me sienta bien, no me da gases.... pero depende muy mucho de cada cual, cada uno tenemos una flora en el intestino muy diferente y por eso es difícil recomendar. En todo caso por el foro solemos comentar que los probióticos es mejor, en nuestros casos de tripas pachuchas, comprarlos en farmacia y pediátricos, aparte de por asegurar la viabilidad de la bacteria, porque si no le hacen pupa al estómago de un lactante nosotros probablemente nos ahorremos un tanto de malestar
Las cepas pediátricas suelen ser el Sacharomicenses Boulardi y el Lactobacillus Reuterii, y ahora éste de Bivos que es L. GG, también creo que hay alguno de Plantarum.
El problema en nuestro caso de tripas pachuchas parece ser que ya de mano partimos de tener una peor calidad y variedad de flora, no se sabe si aún como causa o efecto del SII. Si le metemos muchas cepas de golpe lo que conseguimos es un sobrecrecimiento bacteriano, muchos bichos intentándose hacer fuertes en nuestro interior sin que tengamos un buen Agente de Movilidad (o sistema inmune) que regula que cada cual esté a lo suyo. Por eso quizá mejor el pediátrico con poca cepa que no meterle de golpe 7 bichos diferentes y esperar a ver qué salta... Así también puedes individualizar mejor cual es el que te viene bien a tí, sabiendo qué cepa concreta te hace bien y cual te da gases, hinchazón o un tanto de descomposición (que es lo que te puede pasar con el Prodefen)
En todo caso, el antibiótico y el probiótico viene a ser como el antipasto y la pasta italiana, que se anulan (ojalá
). Vamos, que mejor empiezas a tomar el pro-vida cuando te acabes el anti-vida porque probablemente sino sea un poco tirar el dinero. Si no te sientan mal los yogures (aunque es raro), hínchate estos días, que sus lactobacillus también nos ayudan a ir repoblando un poco y a paliar un tanto lo que se nos ha ido escurriendo WC abajo gracias al ácido clavulánico.
Para lo que llaman "la diarrea del viajero" (la tipica descomposición al cambiar la comida y el agua que ingerimos) últimamente se dan mucho más probióticos que el mítico sobre corta-diarreas que había cuando éramos niños. En ocasiones períodos prolongados de estrés, sumado a la contaminación y otras bellezas de la vida moderna actúan sobre nuestro sistema inmune dejándolo un tanto inane, y con él desaparece buena parte de nuestra flora intestinal, haciéndonos mucho más susceptibles a procesar mal los alimentos, a tener malas digestiones, o a tener sensibilidad hacia comidas que previamente no nos sentaban tan mal (puede ser el caso de la lactosa, una simple gastronteritis ya te "incapacita" para tolerar la lactosa -degradarla usando la enzima lactasa- mientras tengas el virus).