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Publicado: Vie Ago 29, 2014 8:26 pm
Descubren una bacteria intestinal que contrarresta las alergias alimentarias
Un estudio indica que la presencia de la bacteria Clostridia en la sangre minimiza la exposición de los alérgenos alimentarios
La presencia de una bacteria intestinal común conocida como Clostridia previene la sensibilización a alérgenos, allanando el camino para tratamientos probióticos destinados a tratar las alergias alimentarias, según revela una nueva investigación, llevada a cabo en ratones, cuyos resultados se publicaron ayer en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS).
Mediante la inducción de respuestas inmunes que impiden que los alérgenos alimentarios entren en el torrente sanguíneo, la Clostridia minimiza la exposición a los alérgenos y evita la sensibilización, un paso clave en el desarrollo de alergias a los alimentos, como han descubierto investigadores de la Universidad de Chicago, autores del estudio.
Aunque se desconocen las causas de la alergia a los alimentos -una respuesta inmune a veces mortal a ciertos alimentos-, los estudios dan a entender que las prácticas de higiene modernas o dietéticas pueden jugar un papel importante al alterar la composición bacteriana natural del cuerpo.
En los últimos años, las tasas de alergia a alimentos en los niños han crecido considerablemente, incrementándose un 50% entre 1997 y 2011, y los estudios han demostrado una correlación con el uso de antibióticos y antimicrobianos.
«Los estímulos ambientales, tales como el uso excesivo de antibióticos, las dietas altas en grasa, la eliminación de los patógenos comunes, entre otros, han afectado a la microbiota con la que hemos coevolucionado. Nuestros resultados sugieren que esto podría contribuir al aumento de las alergias a los alimentos», describió el autor principal del estudio, Cathryn Nagler, profesor de la Universidad de Chicago.
Respuesta alérgica en ratones
Para probar cómo las bacterias intestinales afectan a las alergias alimentarias, Nagler y su equipo investigaron la respuesta a los alérgenos alimentarios en los ratones. Para ello, expusieron ratones libres de gérmenes (nacidos y criados en condiciones estériles sin microorganismos residentes) y roedores tratados con antibióticos (que reducen significativamente las bacterias intestinales) a alérgenos del cacahuete.
Ambos grupos de ratones mostraron una fuerte respuesta inmunológica, produciendo niveles significativamente más altos de anticuerpos contra los alérgenos del cacahuete que los ratones con las bacterias normales del intestino. La sensibilización a los alérgenos de los alimentos podría invertirse mediante la reintroducción de una mezcla debacterias «Clostridium»de nuevo en los ratones.
Sin embargo, la reintroducción de otro grupo importante de bacterias intestinales, «Bacteroides», no alivió la sensibilización a los alérgenos, lo que indica que las bacterias clostridios tienen un papel único de protección contra los alérgenos alimentarios.
Para identificar este mecanismo de protección, Nagler y su equipo estudiaron las respuestas inmunes celulares y moleculares a las bacterias en el intestino. El análisis genético reveló que Clostridia hace que las células inmunes innatas produzcan altos niveles deinterleucina-22 (IL-22), una proteína de señalización conocida por disminuir la permeabilidad de la mucosa intestinal.
A los ratones tratados con antibióticos se les dio proteína IL-22 o fueron colonizados con Clostridia. Cuando los animales fueron expuestos a los alérgenos del cacahuete, los ratones en ambas condiciones mostraron una reducción de los niveles de alérgenos en la sangre, en comparación con los controles, pero los niveles de alérgenos aumentaron significativamente después de que los ratones recibieron anticuerpos que neutralizan a la proteína IL-22, lo que indica que Clostridia inducida por IL-22 impide que los alérgenos entren en el torrente sanguíneo.
«Hemos identificado una población bacteriana que protege el cuerpo contra la sensibilización a los alérgenos de alimentos. El primer paso para sensibilizar a un alérgeno alimentario es que llegue a la sangre y se presente a su sistema inmunológico. La presencia de estas bacterias regula ese proceso», subrayó Nagler.
Aunque factores complejos y en gran medida indeterminados como la genética afectan al hecho de que las personas desarrollen alergias a los alimentos y cómo se manifiestan, la identificación de una respuesta de barrera protectora inducida por bacterias representa un nuevo paradigma para la prevención de la sensibilización a la alimentación.
La bacteria Clostridia es común en los seres humanos y representan un objetivo claro para posibles terapias que previenen o tratan las alergias alimentarias. Nagler y su equipo están trabajando para desarrollar y diseñar ensayos que se podrían utilizar para la terapia probiótica y han presentado una patente provisional.
«Es emocionante porque sabemos cuáles son las bacterias y tenemos una manera de intervenir», afirmó Nagler. «Por supuesto, no hay garantías, pero es absolutamente comprobable como agente terapéutico contra una enfermedad para la cual no hay solución. Como madre, me puedo imaginar lo aterrador que debe de ser tener que preocuparse cada vez que su hijo toma un bocado de comida», señaló la investigadora.
Fuente:
http://www.abc.es/salud/noticias/201408 ... n=obinsite
Un estudio indica que la presencia de la bacteria Clostridia en la sangre minimiza la exposición de los alérgenos alimentarios
La presencia de una bacteria intestinal común conocida como Clostridia previene la sensibilización a alérgenos, allanando el camino para tratamientos probióticos destinados a tratar las alergias alimentarias, según revela una nueva investigación, llevada a cabo en ratones, cuyos resultados se publicaron ayer en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS).
Mediante la inducción de respuestas inmunes que impiden que los alérgenos alimentarios entren en el torrente sanguíneo, la Clostridia minimiza la exposición a los alérgenos y evita la sensibilización, un paso clave en el desarrollo de alergias a los alimentos, como han descubierto investigadores de la Universidad de Chicago, autores del estudio.
Aunque se desconocen las causas de la alergia a los alimentos -una respuesta inmune a veces mortal a ciertos alimentos-, los estudios dan a entender que las prácticas de higiene modernas o dietéticas pueden jugar un papel importante al alterar la composición bacteriana natural del cuerpo.
En los últimos años, las tasas de alergia a alimentos en los niños han crecido considerablemente, incrementándose un 50% entre 1997 y 2011, y los estudios han demostrado una correlación con el uso de antibióticos y antimicrobianos.
«Los estímulos ambientales, tales como el uso excesivo de antibióticos, las dietas altas en grasa, la eliminación de los patógenos comunes, entre otros, han afectado a la microbiota con la que hemos coevolucionado. Nuestros resultados sugieren que esto podría contribuir al aumento de las alergias a los alimentos», describió el autor principal del estudio, Cathryn Nagler, profesor de la Universidad de Chicago.
Respuesta alérgica en ratones
Para probar cómo las bacterias intestinales afectan a las alergias alimentarias, Nagler y su equipo investigaron la respuesta a los alérgenos alimentarios en los ratones. Para ello, expusieron ratones libres de gérmenes (nacidos y criados en condiciones estériles sin microorganismos residentes) y roedores tratados con antibióticos (que reducen significativamente las bacterias intestinales) a alérgenos del cacahuete.
Ambos grupos de ratones mostraron una fuerte respuesta inmunológica, produciendo niveles significativamente más altos de anticuerpos contra los alérgenos del cacahuete que los ratones con las bacterias normales del intestino. La sensibilización a los alérgenos de los alimentos podría invertirse mediante la reintroducción de una mezcla debacterias «Clostridium»de nuevo en los ratones.
Sin embargo, la reintroducción de otro grupo importante de bacterias intestinales, «Bacteroides», no alivió la sensibilización a los alérgenos, lo que indica que las bacterias clostridios tienen un papel único de protección contra los alérgenos alimentarios.
Para identificar este mecanismo de protección, Nagler y su equipo estudiaron las respuestas inmunes celulares y moleculares a las bacterias en el intestino. El análisis genético reveló que Clostridia hace que las células inmunes innatas produzcan altos niveles deinterleucina-22 (IL-22), una proteína de señalización conocida por disminuir la permeabilidad de la mucosa intestinal.
A los ratones tratados con antibióticos se les dio proteína IL-22 o fueron colonizados con Clostridia. Cuando los animales fueron expuestos a los alérgenos del cacahuete, los ratones en ambas condiciones mostraron una reducción de los niveles de alérgenos en la sangre, en comparación con los controles, pero los niveles de alérgenos aumentaron significativamente después de que los ratones recibieron anticuerpos que neutralizan a la proteína IL-22, lo que indica que Clostridia inducida por IL-22 impide que los alérgenos entren en el torrente sanguíneo.
«Hemos identificado una población bacteriana que protege el cuerpo contra la sensibilización a los alérgenos de alimentos. El primer paso para sensibilizar a un alérgeno alimentario es que llegue a la sangre y se presente a su sistema inmunológico. La presencia de estas bacterias regula ese proceso», subrayó Nagler.
Aunque factores complejos y en gran medida indeterminados como la genética afectan al hecho de que las personas desarrollen alergias a los alimentos y cómo se manifiestan, la identificación de una respuesta de barrera protectora inducida por bacterias representa un nuevo paradigma para la prevención de la sensibilización a la alimentación.
La bacteria Clostridia es común en los seres humanos y representan un objetivo claro para posibles terapias que previenen o tratan las alergias alimentarias. Nagler y su equipo están trabajando para desarrollar y diseñar ensayos que se podrían utilizar para la terapia probiótica y han presentado una patente provisional.
«Es emocionante porque sabemos cuáles son las bacterias y tenemos una manera de intervenir», afirmó Nagler. «Por supuesto, no hay garantías, pero es absolutamente comprobable como agente terapéutico contra una enfermedad para la cual no hay solución. Como madre, me puedo imaginar lo aterrador que debe de ser tener que preocuparse cada vez que su hijo toma un bocado de comida», señaló la investigadora.
Fuente:
http://www.abc.es/salud/noticias/201408 ... n=obinsite