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Publicado: Mar Feb 05, 2008 11:41 am
Como sabéis, mantengo una teoría de cómo se producen los problemas de SII. Es verdad que cada uno tenemos un perfil con diferencias, a veces significativas, pero creo que todos mantenemos unos síntomas comunes de gases y, por tanto, una flora intestinal que fermenta en el intestino delgado los hidratos de carbono que no somos capaces de asimilar.
Igualmente mantengo que un antibiótico específico para el sistema digestivo puede resolver, al menos temporalmente, los problemas de SII (sobre todo en cuadros de cólicos frecuentes). Esto, como es lógico, no está en nuestras manos a no ser que seamos médicos, ya que no nos debemos automedicar y, mucho menos tomar antibióticos sin receta.
Y aclaro que la resolución de los problemas de SII, pueden ser sólo temporales porque un problema anatómico en nuestro ciego (ciego móvil y válvula ileo-cecal incompetente) podría desencadenar de nuevo los problemas en cuanto la flora del colon volviera a ascender hacia nuestro intestino delgado, cosa que depende de nuestras condiciones particulares en el ciego, nuestra alimentación y nuestros hábitos. Si los problemas en el ciego son importantes (yo tengo ciego móvil de Tipo III y válvula ileo-cecal incompetente), considero que la cecopexia es el único tratamiento definitivo.
En mi página web coloqué una serie de tratamientos de ‘limpieza’ intestinal como el Cofilac, la Yuca, etc. Son limpiezas relativamente suaves y efectivas cuando el cuadro no es demasiado severo: http://webs.ono.com/gfweigand
Sin embargo, y ya lo mencionaba en mi web, he ‘redescubierto’ la fantástica acción del ACEITE DE RICINO como eficaz sistema para limpieza del tubo digestivo. Yo lo he probado personalmente; un solo tratamiento, y el cambio ha sido IMPRESIONANTE. Como muestra del cambio, os cuento que se me diagnosticó intolerancia a la lactosa y ahora, tras el tratamiento, puedo consumir lactosa sin problemas.
A continuación os muestro toda la información que he podido recopilar sobre el tema.
Ni que decir tiene que el aceite de ricino se ha utilizado desde hace siglos para el tratamiento de los problemas digestivos de muchas generaciones. Seguramente fue el abuso de su uso lo que produjo algunos problemas graves en algunos pacientes y lo que llevó a desestimarlo como medicina de uso habitual. Cosa que a las farmacéuticas les vino de perlas, todo hay que decirlo.
El aceite se extrae de las semillas de ricino, planta de la familia de las euforbiáceas (como la lechetrezna y la flor de pascua). Este aceite contiene una albúmina tóxica con fuerte acción vasodilatadora (como el VIP) capaz de matar a un conejo en dosis de 2 mg.
La acción más conocida del aceite de ricino es la purgante. Al no digerirse en nuestro sistema digestivo y pasar al colon, produce espasmos lubricados que facilitan la evacuación de las heces.
Una acción menos conocida es la vermífuga, es decir, su acción contra las lombrices intestinales. En este caso, sus cualidades aceitosas producen una capa de recubrimiento alrededor de los animalillos, lo cual impide que realicen la respiración, ya que la efectúan a través de la piel. El animal se debilita y/o muere y es expulsado con las heces.
Esta misma acción es la que yo buscaba. En la parte superior de mi intestino delgado, tengo fundadas sospechas para pensar que ha habido una colonización de microorganismos. Esto lo he deducido de la cantidad de gases acumulados en dicha zona que me producen, entre otros efectos, problemas dispépsicos. Al ingerir el aceite, éste recubre las vellosidades intestinales, recubriendo así los microorganismos y matándolos al no poder realizar un intercambio gaseoso con su entorno. Además, sospecho también que estos microorganismos son aeróbicos y viven de los gases atmosféricos que trago al comer.
Durante las siguientes 16h tras la ingestión del aceite de ricino, se produjeron los consiguientes cólicos (cosa que casi ya ni recordaba cómo eran, gracias a Dios). En un intestino ‘normal’, sin colonización del intestino delgado, los efectos se hubieran hecho notar en las siguientes 4 horas, que es lo que habitualmente dicen los libros cuando se refieren a la purga que produce. Sin embargo, la limpieza que ha llevado a cabo en mi caso es mucho más profunda y arranca no en el colon, como sería lo normal, sino mucho más arriba, por lo que le expulsión de la ‘suciedad’ se mantiene aún durante varias horas más.
Para el que quiera probar, aquí está la fórmula:
- Aceite de ricino virgen (yo lo compré de la marca COFARES en la farmacia). Si es un aceite tratado con calor (a veces se vende así para su uso en cosmética), la ricina (la toxoalbúmina a la que me refería antes) habrá desaparecido y no tendrá los efectos que buscamos.
- Tomar dos cucharadas soperas del aceite templado en ayunas (ATENCIÓN, PARA NIÑOS LA DOSIS DEBE SER LA CUARTA PARTE)
- Acompañar con una bebida caliente como café o té. Mejora la palatabilidad (que no es tan mala como yo pensaba) y suaviza un poco los efectos en el estómago.
La mejoría la empezaréis a notar un par de días después, ya que al principio notaréis como si los gases se hubieran multiplicado. Lo que ocurre es que en un intestino vacío los gases se mueven con más libertad, dando la sensación de que hay muchos más.
Estoy a vuestra disposición para cualquier pregunta o aclaración.
Abrazos.
Igualmente mantengo que un antibiótico específico para el sistema digestivo puede resolver, al menos temporalmente, los problemas de SII (sobre todo en cuadros de cólicos frecuentes). Esto, como es lógico, no está en nuestras manos a no ser que seamos médicos, ya que no nos debemos automedicar y, mucho menos tomar antibióticos sin receta.
Y aclaro que la resolución de los problemas de SII, pueden ser sólo temporales porque un problema anatómico en nuestro ciego (ciego móvil y válvula ileo-cecal incompetente) podría desencadenar de nuevo los problemas en cuanto la flora del colon volviera a ascender hacia nuestro intestino delgado, cosa que depende de nuestras condiciones particulares en el ciego, nuestra alimentación y nuestros hábitos. Si los problemas en el ciego son importantes (yo tengo ciego móvil de Tipo III y válvula ileo-cecal incompetente), considero que la cecopexia es el único tratamiento definitivo.
En mi página web coloqué una serie de tratamientos de ‘limpieza’ intestinal como el Cofilac, la Yuca, etc. Son limpiezas relativamente suaves y efectivas cuando el cuadro no es demasiado severo: http://webs.ono.com/gfweigand
Sin embargo, y ya lo mencionaba en mi web, he ‘redescubierto’ la fantástica acción del ACEITE DE RICINO como eficaz sistema para limpieza del tubo digestivo. Yo lo he probado personalmente; un solo tratamiento, y el cambio ha sido IMPRESIONANTE. Como muestra del cambio, os cuento que se me diagnosticó intolerancia a la lactosa y ahora, tras el tratamiento, puedo consumir lactosa sin problemas.
A continuación os muestro toda la información que he podido recopilar sobre el tema.
Ni que decir tiene que el aceite de ricino se ha utilizado desde hace siglos para el tratamiento de los problemas digestivos de muchas generaciones. Seguramente fue el abuso de su uso lo que produjo algunos problemas graves en algunos pacientes y lo que llevó a desestimarlo como medicina de uso habitual. Cosa que a las farmacéuticas les vino de perlas, todo hay que decirlo.
El aceite se extrae de las semillas de ricino, planta de la familia de las euforbiáceas (como la lechetrezna y la flor de pascua). Este aceite contiene una albúmina tóxica con fuerte acción vasodilatadora (como el VIP) capaz de matar a un conejo en dosis de 2 mg.
La acción más conocida del aceite de ricino es la purgante. Al no digerirse en nuestro sistema digestivo y pasar al colon, produce espasmos lubricados que facilitan la evacuación de las heces.
Una acción menos conocida es la vermífuga, es decir, su acción contra las lombrices intestinales. En este caso, sus cualidades aceitosas producen una capa de recubrimiento alrededor de los animalillos, lo cual impide que realicen la respiración, ya que la efectúan a través de la piel. El animal se debilita y/o muere y es expulsado con las heces.
Esta misma acción es la que yo buscaba. En la parte superior de mi intestino delgado, tengo fundadas sospechas para pensar que ha habido una colonización de microorganismos. Esto lo he deducido de la cantidad de gases acumulados en dicha zona que me producen, entre otros efectos, problemas dispépsicos. Al ingerir el aceite, éste recubre las vellosidades intestinales, recubriendo así los microorganismos y matándolos al no poder realizar un intercambio gaseoso con su entorno. Además, sospecho también que estos microorganismos son aeróbicos y viven de los gases atmosféricos que trago al comer.
Durante las siguientes 16h tras la ingestión del aceite de ricino, se produjeron los consiguientes cólicos (cosa que casi ya ni recordaba cómo eran, gracias a Dios). En un intestino ‘normal’, sin colonización del intestino delgado, los efectos se hubieran hecho notar en las siguientes 4 horas, que es lo que habitualmente dicen los libros cuando se refieren a la purga que produce. Sin embargo, la limpieza que ha llevado a cabo en mi caso es mucho más profunda y arranca no en el colon, como sería lo normal, sino mucho más arriba, por lo que le expulsión de la ‘suciedad’ se mantiene aún durante varias horas más.
Para el que quiera probar, aquí está la fórmula:
- Aceite de ricino virgen (yo lo compré de la marca COFARES en la farmacia). Si es un aceite tratado con calor (a veces se vende así para su uso en cosmética), la ricina (la toxoalbúmina a la que me refería antes) habrá desaparecido y no tendrá los efectos que buscamos.
- Tomar dos cucharadas soperas del aceite templado en ayunas (ATENCIÓN, PARA NIÑOS LA DOSIS DEBE SER LA CUARTA PARTE)
- Acompañar con una bebida caliente como café o té. Mejora la palatabilidad (que no es tan mala como yo pensaba) y suaviza un poco los efectos en el estómago.
La mejoría la empezaréis a notar un par de días después, ya que al principio notaréis como si los gases se hubieran multiplicado. Lo que ocurre es que en un intestino vacío los gases se mueven con más libertad, dando la sensación de que hay muchos más.
Estoy a vuestra disposición para cualquier pregunta o aclaración.
Abrazos.