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Publicado: Jue Oct 21, 2004 9:14 pm
COLON IRRITABLE: UNA NUEVA VISIÓN
por Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)
Dolor intestinal, diarrea y/o estreñimiento, hinchazón abdominal, gases, malestar general, mucosidad en las heces, espasmos intestinales, depresión, ansiedad, fatiga... si sufres de estos síntomas y las exploraciones médicas no te han encontrado nada anormal, seguramente te habrán diagnosticado con "colon irritable", te habrán dicho que la causa es emocional o de tipo nervioso, y te habrán enviado a casa con un caja de ansiolíticos y antiespasmódicos en el bolsillo y con el consejo de que aprendas a convivir con tus síntomas... La buena noticia es que esta pesadilla no tiene porqué ser real. Tus síntomas pueden solucionarse.
El principal error en el diagnóstico del "colon irritable" es asumir que los síntomas provienen de un desequilibrio en el colon. Por eso, creo que es mejor hablar del Síndrome del Intestino Irritable, ya que la palabra intestino engloba tanto el colon como el intestino delgado. En mi opinión, la mayoría de personas que padecen este síndrome sufren de un desequilibrio en el intestino delgado y por este motivo las exploraciones médicas típicas para evaluar el estado del colon no detectan ninguna anomalía. Las pruebas que se suelen llevar a cabo (colonoscopia, ecografía etc) no están diseñada para detectar los desequilibrios de la pared intestinal (calidad de las vellosidades, enzimas disacáridas, excesivo crecimiento de microorganismos, etc) que suelen aparecen en el intestino delgado de una persona con el Síndrome del Intestino Irritable.
Al ser un desequilibrio tan poco entendido, no es de extrañar que todavía no hayan tratamientos eficaces, y solamente se recurra a los ansiolíticos y antiespasmódicos.
UNA CAUSA BÁSICA
Por supuesto, las causas del Síndrome del Intestino Irritable pueden ser muchas. En este artículo voy a exponer una causa básica a tener en cuenta a la hora de tratar este síndrome.
Es importante que mencione a Elaine Gottschall (bióloga norteamericana) como una figura indiscutible en la investigación de la pared intestinal en enfermedades intestinales. Parte de este artículo está basado en lo que he aprendido de ella a través de sus conferencias y publicaciones, y parte en mi propia experiencia clínica.
Desde mi punto de vista como nutricionista ortomolecular, una de las causas más importantes para el desarrollo del Síndrome del Intestino Irritable es una mala alimentación. El consumo de sustancias refinadas (pan, harinas y pasta refinadas), azúcares, trigo, lácteos, refrescos, etc., aportan pocos nutrientes al organismo y, sin embargo, le roban muchos nutrientes a cambio. Por si esto fuera poco, estas sustancias suelen producir irritación intestinal. Algunas de las deficiencias nutricionales más comunes entre las personas con el Síndrome del Intestino Irritable que veo a diario en consulta son: vitamina B6 y zinc, cuyas deficiencias impiden la formación de ácido clorhídrico y de enzimas pancreáticas digestivas; y, por otro lado, las deficiencias de las vitaminas B12 y ácido fólico, las cuales pueden impedir el correcto desarrollo de las vellosidades intestinales que contienen las disacaridasa (enzimas que ayudan a digerir ciertos carbohidratos presentes en alimentos como los granos, cereales, lactosa, sucrosa, patatas, etc.). Sin suficiente ácido clorídrico, enzimas digestivas y suficientes disacaridasa, la digestión de dichos carbohidratos solamente se lleva a cabo parcialmente, con lo cual se produce fermentación.
La fermentación origina la producción de gases y de sustancias como ácido láctico y acético, los cuales producen irritación intestinal. Por otro lado, la fermentación da origen al excesivo crecimiento de microorganismos (bacteria, hongos, parásitos) en el intestino delgado. Éstos, a su vez, destruyen las enzimas presentes en las células intestinales previniendo la digestión y absorción de carbohidratos y generando aún más fermentación.
Dichos microorganismos compiten con nutrientes, lo cual suele causar desnutrición y, a su vez, generan sus propias sustancias de desecho, altamente irritantes para la pared intestinal. Debido a la irritación causada por la excesiva producción de toxinas, ácidos, gases y carbohidratos mal digeridos, la pared intestinal se defiende produciendo una excesiva cantidad de mucosidad con el fin de lubricar sus paredes.
La excesiva mucosidad intestinal impide, a su vez, el contacto de los alimentos con la pared intestinal y, por consiguiente, con las enzimas que ayudan en su digestión y absorción. El resultado es, una vez más, la excesiva fermentación. La persona con Síndrome del Intestino Irritable se encuentra dentro de un círculo vicioso de difícil escapatoria, a no ser que se lleve a cabo un tratamiento adecuado.
TRATAMIENTO (es importante consultar con un terapeuta para la elaboración de un programa diseñado a medida):
El tratamiento debe basarse en la mejora de la digestión, el reequilibrio de los microorganismos habitantes del intestino, la reducción de la irritación intestinal y la reparación de la pared intestinal.
Ante todo, si se sospecha la presencia de una candidiasis o parasitosis es vital que se traten estos trastornos en primer lugar. Por el contrario, propongo 3 pasos a seguir para el tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable.
1º PASO, durante un mes:
Dieta (basada en la experiencia del Dr. Haas y de Elaine Gottschall):
Eliminar todo tipo de granos, cereales y sus harinas. Estos incluyen trigo, avena, centeno, espelta, maíz, quinoa, mijo, arroz, trigo sarraceno, amaranto...
Eliminar azúcares: azúcar, dextrosa, fructosa... excepto miel sin pasteurizar.
Elimininar los productos lácteos, excepto la mantequilla.
Eliminar los garbanzos, patatas, boniatos, soja y sus derivados, germinados y algas.
Se puede consumir huevos, pescado, carne roja y blanca, frutos secos, verduras y ensaladas, fruta, lentejas, judías blancas, guisantes secos, zumos vegetales y de frutas (diluídos con agua al 50%), aceites de todo tipo y vinagre, aceitunas.
Si se requiere, se introducirá ácido clorhídrico y enzimas vegetales digestivas en cada comida.
2º PASO, durante un mes (las dosis dependerán de las necesidades bioquímicas de cada persona):
Dieta (la misma).
Posiblemente las ayudas digestivas se puedan discontinuar debido a la mejoría de los síntomas.
Suplemento multinutriente , de alta potencia, 1 ó 2 pastillas diarias (dependiendo del producto), con comida. Un suplemento multinutriente compensará la desnutrición celular que suelen sufrir los pacientes con Síndrome del Intestino Irritable.
Complejo de las vitaminas del grupo B , dosis de 100 mg , 1 con comida. Es muy común, entre personas que sufren de desequilibrios intestinales, presentar deficiencias de las vitaminas del grupo B. Su carencia suele ir acompañada de depresión, nerviosismo, irritabilidad, problemas menstruales, falta de concentración y de energía.
Cápsulas de Omega -3, la dosis dependerá del producto, pero deben tomarse con comida. Este nutriente es esencial para reducir lo síntomas de la irritación intestinal.
Vitamina C, de 1000 mg, 2 pastillas con comida. Esta vitamina ayuda a mantener el sistema inmunitario fuerte y así proteger la pared intestinal.
3º PASO, durante unos 3 meses (dependiendo de la persona):
Dieta (la misma).
Todos los nutrientes del 2º paso, arriba mencionados.
Probióticos, especialmente L-acidophilus, en ayunas. Esta bacteria "amiga" es la más abundante en el intestino delgado y la que más puede quedar afectada cuando se sufre del Síndrome del Intestino Irritable.
L-Glutamina de 500 mg, entre 1 y 2 gramos diarios, entre comidas. La glutamina es esencial para el mantenimiento del metabolismo, estructura y función intestinal. También ayuda a reparar la mucosa intestinal dañada por toxinas, químicos, y demás sustancias irritantes.
por Cala H. Cervera (nutricionista ortomolecular)
Dolor intestinal, diarrea y/o estreñimiento, hinchazón abdominal, gases, malestar general, mucosidad en las heces, espasmos intestinales, depresión, ansiedad, fatiga... si sufres de estos síntomas y las exploraciones médicas no te han encontrado nada anormal, seguramente te habrán diagnosticado con "colon irritable", te habrán dicho que la causa es emocional o de tipo nervioso, y te habrán enviado a casa con un caja de ansiolíticos y antiespasmódicos en el bolsillo y con el consejo de que aprendas a convivir con tus síntomas... La buena noticia es que esta pesadilla no tiene porqué ser real. Tus síntomas pueden solucionarse.
El principal error en el diagnóstico del "colon irritable" es asumir que los síntomas provienen de un desequilibrio en el colon. Por eso, creo que es mejor hablar del Síndrome del Intestino Irritable, ya que la palabra intestino engloba tanto el colon como el intestino delgado. En mi opinión, la mayoría de personas que padecen este síndrome sufren de un desequilibrio en el intestino delgado y por este motivo las exploraciones médicas típicas para evaluar el estado del colon no detectan ninguna anomalía. Las pruebas que se suelen llevar a cabo (colonoscopia, ecografía etc) no están diseñada para detectar los desequilibrios de la pared intestinal (calidad de las vellosidades, enzimas disacáridas, excesivo crecimiento de microorganismos, etc) que suelen aparecen en el intestino delgado de una persona con el Síndrome del Intestino Irritable.
Al ser un desequilibrio tan poco entendido, no es de extrañar que todavía no hayan tratamientos eficaces, y solamente se recurra a los ansiolíticos y antiespasmódicos.
UNA CAUSA BÁSICA
Por supuesto, las causas del Síndrome del Intestino Irritable pueden ser muchas. En este artículo voy a exponer una causa básica a tener en cuenta a la hora de tratar este síndrome.
Es importante que mencione a Elaine Gottschall (bióloga norteamericana) como una figura indiscutible en la investigación de la pared intestinal en enfermedades intestinales. Parte de este artículo está basado en lo que he aprendido de ella a través de sus conferencias y publicaciones, y parte en mi propia experiencia clínica.
Desde mi punto de vista como nutricionista ortomolecular, una de las causas más importantes para el desarrollo del Síndrome del Intestino Irritable es una mala alimentación. El consumo de sustancias refinadas (pan, harinas y pasta refinadas), azúcares, trigo, lácteos, refrescos, etc., aportan pocos nutrientes al organismo y, sin embargo, le roban muchos nutrientes a cambio. Por si esto fuera poco, estas sustancias suelen producir irritación intestinal. Algunas de las deficiencias nutricionales más comunes entre las personas con el Síndrome del Intestino Irritable que veo a diario en consulta son: vitamina B6 y zinc, cuyas deficiencias impiden la formación de ácido clorhídrico y de enzimas pancreáticas digestivas; y, por otro lado, las deficiencias de las vitaminas B12 y ácido fólico, las cuales pueden impedir el correcto desarrollo de las vellosidades intestinales que contienen las disacaridasa (enzimas que ayudan a digerir ciertos carbohidratos presentes en alimentos como los granos, cereales, lactosa, sucrosa, patatas, etc.). Sin suficiente ácido clorídrico, enzimas digestivas y suficientes disacaridasa, la digestión de dichos carbohidratos solamente se lleva a cabo parcialmente, con lo cual se produce fermentación.
La fermentación origina la producción de gases y de sustancias como ácido láctico y acético, los cuales producen irritación intestinal. Por otro lado, la fermentación da origen al excesivo crecimiento de microorganismos (bacteria, hongos, parásitos) en el intestino delgado. Éstos, a su vez, destruyen las enzimas presentes en las células intestinales previniendo la digestión y absorción de carbohidratos y generando aún más fermentación.
Dichos microorganismos compiten con nutrientes, lo cual suele causar desnutrición y, a su vez, generan sus propias sustancias de desecho, altamente irritantes para la pared intestinal. Debido a la irritación causada por la excesiva producción de toxinas, ácidos, gases y carbohidratos mal digeridos, la pared intestinal se defiende produciendo una excesiva cantidad de mucosidad con el fin de lubricar sus paredes.
La excesiva mucosidad intestinal impide, a su vez, el contacto de los alimentos con la pared intestinal y, por consiguiente, con las enzimas que ayudan en su digestión y absorción. El resultado es, una vez más, la excesiva fermentación. La persona con Síndrome del Intestino Irritable se encuentra dentro de un círculo vicioso de difícil escapatoria, a no ser que se lleve a cabo un tratamiento adecuado.
TRATAMIENTO (es importante consultar con un terapeuta para la elaboración de un programa diseñado a medida):
El tratamiento debe basarse en la mejora de la digestión, el reequilibrio de los microorganismos habitantes del intestino, la reducción de la irritación intestinal y la reparación de la pared intestinal.
Ante todo, si se sospecha la presencia de una candidiasis o parasitosis es vital que se traten estos trastornos en primer lugar. Por el contrario, propongo 3 pasos a seguir para el tratamiento del Síndrome del Intestino Irritable.
1º PASO, durante un mes:
Dieta (basada en la experiencia del Dr. Haas y de Elaine Gottschall):
Eliminar todo tipo de granos, cereales y sus harinas. Estos incluyen trigo, avena, centeno, espelta, maíz, quinoa, mijo, arroz, trigo sarraceno, amaranto...
Eliminar azúcares: azúcar, dextrosa, fructosa... excepto miel sin pasteurizar.
Elimininar los productos lácteos, excepto la mantequilla.
Eliminar los garbanzos, patatas, boniatos, soja y sus derivados, germinados y algas.
Se puede consumir huevos, pescado, carne roja y blanca, frutos secos, verduras y ensaladas, fruta, lentejas, judías blancas, guisantes secos, zumos vegetales y de frutas (diluídos con agua al 50%), aceites de todo tipo y vinagre, aceitunas.
Si se requiere, se introducirá ácido clorhídrico y enzimas vegetales digestivas en cada comida.
2º PASO, durante un mes (las dosis dependerán de las necesidades bioquímicas de cada persona):
Dieta (la misma).
Posiblemente las ayudas digestivas se puedan discontinuar debido a la mejoría de los síntomas.
Suplemento multinutriente , de alta potencia, 1 ó 2 pastillas diarias (dependiendo del producto), con comida. Un suplemento multinutriente compensará la desnutrición celular que suelen sufrir los pacientes con Síndrome del Intestino Irritable.
Complejo de las vitaminas del grupo B , dosis de 100 mg , 1 con comida. Es muy común, entre personas que sufren de desequilibrios intestinales, presentar deficiencias de las vitaminas del grupo B. Su carencia suele ir acompañada de depresión, nerviosismo, irritabilidad, problemas menstruales, falta de concentración y de energía.
Cápsulas de Omega -3, la dosis dependerá del producto, pero deben tomarse con comida. Este nutriente es esencial para reducir lo síntomas de la irritación intestinal.
Vitamina C, de 1000 mg, 2 pastillas con comida. Esta vitamina ayuda a mantener el sistema inmunitario fuerte y así proteger la pared intestinal.
3º PASO, durante unos 3 meses (dependiendo de la persona):
Dieta (la misma).
Todos los nutrientes del 2º paso, arriba mencionados.
Probióticos, especialmente L-acidophilus, en ayunas. Esta bacteria "amiga" es la más abundante en el intestino delgado y la que más puede quedar afectada cuando se sufre del Síndrome del Intestino Irritable.
L-Glutamina de 500 mg, entre 1 y 2 gramos diarios, entre comidas. La glutamina es esencial para el mantenimiento del metabolismo, estructura y función intestinal. También ayuda a reparar la mucosa intestinal dañada por toxinas, químicos, y demás sustancias irritantes.