#1
Publicado: Jue Ene 16, 2020 5:14 am
Hola, a todos:
Me acabo de presentar en el apartado correspondiente y ahora quisiera compartir con ustedes mis penurias (primero había metido toooodooo el ladrillazo allí, ¡¡¡menos mal que espabilé!!!). Desde hace tiempo frecuento el foro, aunque sea hoy, apenas, cuando decido presentarme y participar. Agradecida con todos a quien me parece conocer casi de trato y a quienes mi imaginación pone caras, gestos, entornos, etc... Pero todo bueno, ¿eh?
Aparte de pachucha, ando algo ansiosilla, jejejeje. ¡Ah! la incertidumbre es una enemiga fenomenal ¿cierto? Así que agradeceré muchísimo todo lo que me puedan aportar. Bueno, perdonen, la extensión, pero soy un caso escribiendo... Aquí va:
Por médicos de mi país (Venezuela) tengo diagnosticado reflujo esofágico, pequeña hernia hiatal, gastritis crónica (incluso con metaplasia), e intestino irritable desde 2012. Médicos de este país han confirmado estos diagnósticos. No obstante, en las últimas dos endoscopias (enero 2018, julio 2019) no se vio la metaplasia en ninguna de las muestras tomadas.
Tengo dos colonoscopias (2015 /2018), más dos TACs (2015/2018) que no evidenciaron problema alguno a nivel abdominal, salvo hígado graso, cosa que no pareció alarmar a los médicos, diciéndoseme que correspondía a la elevación de mis triglicéridos, para lo cual el consejo fue ejercicio y dieta. En ese tiempo, mis síntomas eran mayormente dolor en la boca del estómago, alternancia de diarrea y estreñimiento y, en ocasiones, dolor en hipocondrio inferior, especialmente izquierdo (hace mucho que no siento ese dolor). Generalmente, estos síntomas mejoraban con tratamiento (sucralfato, pantroprazol, trimebutina, rifaximina) .
Lo que me tiene preocupada es que, tras un período bueno de aproximadamente un año, en julio de 2019 comencé con un importante reflujo, frecuentes eructos y dolor en epigastrio (muy localizado en la boca del estómago). El colon no me molestaba para nada, sólo el reflujo, los eructos y el dolor de estómago. No me preocupó mayormente y pensé que, como siempre, cedería a cuidados, dieta y tratamiento. No obstante, y dado mi antecedente de metaplasia, acudí al gastroenterólogo. Pese a la fuerte sintomatología, no se encontró mayor cosa y se me indicó omeprazol 40 mg, que luego se cambió por Pantoprazol 40.
Desde ese momento, no he hecho sino empeorar y sumar síntomas, siendo totalmente refractaria al tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (que nunca he sentido que me hagan bien del todo). Estando en tratamiento con ellos acudí dos veces a urgencias por el dolor. Me lo trataron por vía intravenosa y me recetaron sumar ranitidina o famotidina más Milanta al pantoprazol. Esto no sólo no me mejoró, sino que, con el tiempo, las digestiones se hicieron cada vez más pesadas y comencé con problemas de evacuaciones sueltas, deshilachadas, claras. Recuerdo que la segunda vez en urgencias le comenté al médico que me atendió que notaba las heces muy amarillas y me comentó que era normal (¿?). Como había empezado con un discreto dolor en el abdomen superior derecho que irradiaba a espalda, en Emergencias me hicieron un eco de vesícula que no evidenció nada anormal.
Seguí resistiendo hasta diciembre, cada vez con más intolerancias digestivas y con dieta más limitada y en cantidades más pequeñas por lo que en los últimos cuatro meses he rebajado 5 kilos y cada vez me siento más cansada, al punto de que, actualmente, muchas veces me siento como mareada, temblorosa y con cierta “niebla” mental. También comentar que se me ha caído mucho el pelo, al punto de presentar zonas ralas. Y han aparecido dolores en la espalda alta.
Hace poco más de dos meses sentí un empeoramiento acusado. Una mañana me estiré en la cama y sentí un dolor puntual ubicado en el lado derecho superior, justo bajo la costilla derecha. Sentía como una inflamación. Desde ese momento no se fue más. Durante un tiempo fue un dolor sordo o puntadas, pero siempre localizado, luego comencé a sentir el dolor desde el centro del abdomen hacia ambas costillas, muy alto, desde donde termina el sostén, ardiente a veces, frío otras, (como el ardor que se convierte en frío que quema, no sé si me explico), a veces irradia a los costados, a la espalda y siempre se acompaña de dolor en el epigastrio. Es continuo. Me acuesto y me levanto con él, aunque a veces parece empeorar luego de las comidas. En ocasiones tengo nauseas, pero no es frecuente, aunque he perdido bastante el apetito.
Cuando experimento las crisis de dolor también siento muchísima sed. Tengo muchos ruidos, muchísimos gases, pero siempre en la zona alta referida. Por abajo prácticamente no expelo gases, lo cual se supondría lógico contando con el ruido que siento bajo mis costillas, ya que lo natural es que los gases se desplacen hacia abajo para terminar por salir. En vista de ello, y dado que en mi país había tomado exitosamente rifaximina, intenté repetir el tratamiento. Pero, definitivamente, los cuerpos cambian. No lo toleré. A duras penas, terminé 3 días, lo mínimo, para no fortalecer al enemigo. Entre otros efectos secundarios, me generó un estreñimiento terrible. Antes y después de ésto, había probado con probióticos, cosa que antes también me había ayudado, pero esta vez tampoco. A veces creo que con estos desatinos, di el último empujón para empeorar una flora maltrecha. Fui operada de apéndice en 1994 (peritonitis y muy grave, casi cruzo el páramo según el médico: las amebas taparon la luz del apéndice y yo sin saber de mi amebiasis) y hernia umbilical (2017)
Volviendo al presente, fui otra vez a urgencias por el dolor este 30 de diciembre y me volvieron a mirar la vesícula y los conductos comunes, igualmente sin novedad. En sangre, todo apareció bien salvo, calcio, lipasa y AST/SGOT algo elevadas (poco elevadas, por lo que ni caso le hicieron). De eso hace dos semanas y, pese a limitar los lácteos desde hace mucho y eliminar el gluten, sólo he ido empeorando en dolor, digestiones, y evacuaciones. La última fue muy extraña. Una porción normal, de color café claro con partes amarillas casi blancas. Mi amiga/doctora venezolana (aunque era mi ginecóloga, no mi gastro, a la cual perdí la pista cuando emigró a España) me ha tranquilizado vía telefónica, pero no sé qué pensar. El médico de cabecera acá me vio el 23 de diciembre, me dijo que era el sii y me recomendó tomar IBgard (aceite de menta) que tan sólo parece aliviarme levemente. Reconozco que tengo miedo de tener una enfermedad pancreática, hepática o biliar, ya que en los años que llevo sufriendo de episodios de gastritis y colon irritable, nunca tuve dolores con estas características, ni tan intensos.
El dolor, aunque lo tengo todo el día, me da generalmente malas noches, no porque me despierte, sino porque me hace difícil conciliar el sueño. Todo me supone un esfuerzo enorme. He faltado al trabajo por ésto y cada día me siento mas débil, pero tengo total necesidad de trabajar por lo que he entrado en un estado de ansiedad al ver que pasa el tiempo y nada funciona.
He aquí la carta, con sólo la edición precisa. Comentarles que aquí no he recibido nada de nada para el dolor. No han salido del paracetamol y eso no me funciona en absoluto. En mis momentos más oscuros, he pensado en volver a mi país (aunque de forma más precaria que la que tenía al dejarlo, la verdad. Esto ha sido muy duro), sólo por poder hablar con médicos en los cuales confío y siento cercanos... Pero eso significaría quizás no ver más a mi hija. No quiero despotricar de los médicos de acá, no me malinterpreten. Nadie me pidió venir y tampoco nadie (salvo yo) tiene la culpa de que mi inglés no sea suficiente para relatar con fluidez mis inquietudes. Estoy agradecida con el país que me acogió, pero es una cuestión de idiosincracia. He pasado de tener los celulares de mi doctores que siempre terminaban siendo doctores/amigos a un trato bastante impersonal, con diagnósticos superficiales y sintiendo que los médicos no alcanzan a aquilatar mi dolor y mi debilidad. Allá, pese a quizás no encontrar el medicamento al momento de necesitarlo, terminaba por mejorar de un modo u otro. Ahora llevo 6 meses sólo empeorando. Perdonen lo sombrío y lo largo... Ojalá alguien haya logrado el récord de leerlo todo, jajajajajaja
Me acabo de presentar en el apartado correspondiente y ahora quisiera compartir con ustedes mis penurias (primero había metido toooodooo el ladrillazo allí, ¡¡¡menos mal que espabilé!!!). Desde hace tiempo frecuento el foro, aunque sea hoy, apenas, cuando decido presentarme y participar. Agradecida con todos a quien me parece conocer casi de trato y a quienes mi imaginación pone caras, gestos, entornos, etc... Pero todo bueno, ¿eh?
Aparte de pachucha, ando algo ansiosilla, jejejeje. ¡Ah! la incertidumbre es una enemiga fenomenal ¿cierto? Así que agradeceré muchísimo todo lo que me puedan aportar. Bueno, perdonen, la extensión, pero soy un caso escribiendo... Aquí va:
Por médicos de mi país (Venezuela) tengo diagnosticado reflujo esofágico, pequeña hernia hiatal, gastritis crónica (incluso con metaplasia), e intestino irritable desde 2012. Médicos de este país han confirmado estos diagnósticos. No obstante, en las últimas dos endoscopias (enero 2018, julio 2019) no se vio la metaplasia en ninguna de las muestras tomadas.
Tengo dos colonoscopias (2015 /2018), más dos TACs (2015/2018) que no evidenciaron problema alguno a nivel abdominal, salvo hígado graso, cosa que no pareció alarmar a los médicos, diciéndoseme que correspondía a la elevación de mis triglicéridos, para lo cual el consejo fue ejercicio y dieta. En ese tiempo, mis síntomas eran mayormente dolor en la boca del estómago, alternancia de diarrea y estreñimiento y, en ocasiones, dolor en hipocondrio inferior, especialmente izquierdo (hace mucho que no siento ese dolor). Generalmente, estos síntomas mejoraban con tratamiento (sucralfato, pantroprazol, trimebutina, rifaximina) .
Lo que me tiene preocupada es que, tras un período bueno de aproximadamente un año, en julio de 2019 comencé con un importante reflujo, frecuentes eructos y dolor en epigastrio (muy localizado en la boca del estómago). El colon no me molestaba para nada, sólo el reflujo, los eructos y el dolor de estómago. No me preocupó mayormente y pensé que, como siempre, cedería a cuidados, dieta y tratamiento. No obstante, y dado mi antecedente de metaplasia, acudí al gastroenterólogo. Pese a la fuerte sintomatología, no se encontró mayor cosa y se me indicó omeprazol 40 mg, que luego se cambió por Pantoprazol 40.
Desde ese momento, no he hecho sino empeorar y sumar síntomas, siendo totalmente refractaria al tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (que nunca he sentido que me hagan bien del todo). Estando en tratamiento con ellos acudí dos veces a urgencias por el dolor. Me lo trataron por vía intravenosa y me recetaron sumar ranitidina o famotidina más Milanta al pantoprazol. Esto no sólo no me mejoró, sino que, con el tiempo, las digestiones se hicieron cada vez más pesadas y comencé con problemas de evacuaciones sueltas, deshilachadas, claras. Recuerdo que la segunda vez en urgencias le comenté al médico que me atendió que notaba las heces muy amarillas y me comentó que era normal (¿?). Como había empezado con un discreto dolor en el abdomen superior derecho que irradiaba a espalda, en Emergencias me hicieron un eco de vesícula que no evidenció nada anormal.
Seguí resistiendo hasta diciembre, cada vez con más intolerancias digestivas y con dieta más limitada y en cantidades más pequeñas por lo que en los últimos cuatro meses he rebajado 5 kilos y cada vez me siento más cansada, al punto de que, actualmente, muchas veces me siento como mareada, temblorosa y con cierta “niebla” mental. También comentar que se me ha caído mucho el pelo, al punto de presentar zonas ralas. Y han aparecido dolores en la espalda alta.
Hace poco más de dos meses sentí un empeoramiento acusado. Una mañana me estiré en la cama y sentí un dolor puntual ubicado en el lado derecho superior, justo bajo la costilla derecha. Sentía como una inflamación. Desde ese momento no se fue más. Durante un tiempo fue un dolor sordo o puntadas, pero siempre localizado, luego comencé a sentir el dolor desde el centro del abdomen hacia ambas costillas, muy alto, desde donde termina el sostén, ardiente a veces, frío otras, (como el ardor que se convierte en frío que quema, no sé si me explico), a veces irradia a los costados, a la espalda y siempre se acompaña de dolor en el epigastrio. Es continuo. Me acuesto y me levanto con él, aunque a veces parece empeorar luego de las comidas. En ocasiones tengo nauseas, pero no es frecuente, aunque he perdido bastante el apetito.
Cuando experimento las crisis de dolor también siento muchísima sed. Tengo muchos ruidos, muchísimos gases, pero siempre en la zona alta referida. Por abajo prácticamente no expelo gases, lo cual se supondría lógico contando con el ruido que siento bajo mis costillas, ya que lo natural es que los gases se desplacen hacia abajo para terminar por salir. En vista de ello, y dado que en mi país había tomado exitosamente rifaximina, intenté repetir el tratamiento. Pero, definitivamente, los cuerpos cambian. No lo toleré. A duras penas, terminé 3 días, lo mínimo, para no fortalecer al enemigo. Entre otros efectos secundarios, me generó un estreñimiento terrible. Antes y después de ésto, había probado con probióticos, cosa que antes también me había ayudado, pero esta vez tampoco. A veces creo que con estos desatinos, di el último empujón para empeorar una flora maltrecha. Fui operada de apéndice en 1994 (peritonitis y muy grave, casi cruzo el páramo según el médico: las amebas taparon la luz del apéndice y yo sin saber de mi amebiasis) y hernia umbilical (2017)
Volviendo al presente, fui otra vez a urgencias por el dolor este 30 de diciembre y me volvieron a mirar la vesícula y los conductos comunes, igualmente sin novedad. En sangre, todo apareció bien salvo, calcio, lipasa y AST/SGOT algo elevadas (poco elevadas, por lo que ni caso le hicieron). De eso hace dos semanas y, pese a limitar los lácteos desde hace mucho y eliminar el gluten, sólo he ido empeorando en dolor, digestiones, y evacuaciones. La última fue muy extraña. Una porción normal, de color café claro con partes amarillas casi blancas. Mi amiga/doctora venezolana (aunque era mi ginecóloga, no mi gastro, a la cual perdí la pista cuando emigró a España) me ha tranquilizado vía telefónica, pero no sé qué pensar. El médico de cabecera acá me vio el 23 de diciembre, me dijo que era el sii y me recomendó tomar IBgard (aceite de menta) que tan sólo parece aliviarme levemente. Reconozco que tengo miedo de tener una enfermedad pancreática, hepática o biliar, ya que en los años que llevo sufriendo de episodios de gastritis y colon irritable, nunca tuve dolores con estas características, ni tan intensos.
El dolor, aunque lo tengo todo el día, me da generalmente malas noches, no porque me despierte, sino porque me hace difícil conciliar el sueño. Todo me supone un esfuerzo enorme. He faltado al trabajo por ésto y cada día me siento mas débil, pero tengo total necesidad de trabajar por lo que he entrado en un estado de ansiedad al ver que pasa el tiempo y nada funciona.
He aquí la carta, con sólo la edición precisa. Comentarles que aquí no he recibido nada de nada para el dolor. No han salido del paracetamol y eso no me funciona en absoluto. En mis momentos más oscuros, he pensado en volver a mi país (aunque de forma más precaria que la que tenía al dejarlo, la verdad. Esto ha sido muy duro), sólo por poder hablar con médicos en los cuales confío y siento cercanos... Pero eso significaría quizás no ver más a mi hija. No quiero despotricar de los médicos de acá, no me malinterpreten. Nadie me pidió venir y tampoco nadie (salvo yo) tiene la culpa de que mi inglés no sea suficiente para relatar con fluidez mis inquietudes. Estoy agradecida con el país que me acogió, pero es una cuestión de idiosincracia. He pasado de tener los celulares de mi doctores que siempre terminaban siendo doctores/amigos a un trato bastante impersonal, con diagnósticos superficiales y sintiendo que los médicos no alcanzan a aquilatar mi dolor y mi debilidad. Allá, pese a quizás no encontrar el medicamento al momento de necesitarlo, terminaba por mejorar de un modo u otro. Ahora llevo 6 meses sólo empeorando. Perdonen lo sombrío y lo largo... Ojalá alguien haya logrado el récord de leerlo todo, jajajajajaja