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Publicado: Lun Abr 09, 2012 12:18 pm
He aquí un artículo (del que extraigo parte) que puede por fin arrojar luz y esperanza a muchos enfermos diagnosticados de intestino irritable.
Contamos con un escollo que es la falta de actualización sobre el tema y la oposición a aceptar las nuevas evidencias de muchos profesionales de la salud. El resultado es que, a día de hoy, se calcula que el 90% de los afectados por enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten está sin diagnosticar o incluidos en ese saco sin fondo denominado intestino irritable, que no es más que poner nombre y apellido al resultado de no encontrar una causa para explicar una serie de sintomatologías.
Debido a estas dificultades, la media actual para llegar al diagnóstico es de unos diez años. Muchos pacientes desarrollan enfermedades asociadas, que habrían podido ser evitadas o frenadas con un diagnóstico a tiempo. Los trastornos causados por el gluten no se limitan a problemas digestivos, pues es una enfermedad autoinmune que puede atacar a cualquier punto del organismo.
A los médicos que están a la vanguardia de este diagnóstico también se les ataca y se les tacha en muchas ocasiones de obsesivos, tanto por parte sus colegas como de los propios enfermos (especialmente los que no están dispuestos a hacer sacrificios y quieren solucionarlo sólo con una medicación o aquéllos para los que inconscientemente es tan duro reconocer los años perdidos por errores diagnósticos que es imposible la acepatción). Tan obsesivos como sus pacientes que no se resignan a no encontrar una explicación a sus padecimientos (a los que en muchas ocasiones se atiborra de ansiolíticos y antidepresivos). ¿A que os resulta conocido? Es fácil opinar así desde fuera. Como suele ocurrir, a veces necesitamos sufrirlo en nuestras propias carnes para entender. Existe mucha incomprensión y muy poca empatía. Desgraciadamente, conseguir un diagnóstico correcto suele convertirse en una auténtica batalla en la que nosotros debemos ser parte activa para localizar profesionales con conocimientos actualizados y que nos prescriban las pruebas oportunas.
http://www.celiacosmadrid.org/congresos ... S_2011.pdf
XIV SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE
ENFERMEDAD CELÍACA
Oslo (Noruega), 20-22 Junio 2011
Sensibilidad al gluten: una nueva patología
La idea de que el gluten puede no ser sólo dañino para las personas celíacas es algo que más de un profesional sanitario o investigador se ha planteado alguna vez, especialmente cuando conocen casos de personas que parecen ser celíacas pero no lo son en base a las pruebas diagnósticas de esta enfermedad. No es raro encontrar en consultas médicas pacientes que acuden con problemas digestivos y que, tras haber descartado otras patologías más graves, tampoco pueden ser considerados celíacos a la vista de resultados analíticos de anticuerpos, que suelen ser negativos, o de la biopsia intestinal, que muestra lesiones moderadas sin atrofia. Casos de esta naturaleza son candidatos a padecer sensibilidad al gluten.
Sin embargo, esta nueva patología parece ir mucho más allá de unas pruebas diagnósticas negativas en pacientes con síntomas intestinales. Existen multitud de síntomas y signos, no sólo digestivos, así como otras alteraciones, como problemas neurológicos, reumatológicos o musculares, que pueden estar vinculados a la ingestión de cereales con gluten. (…)
La sensibilidad al gluten puede manifestarse con síntomas y signos que solapan ampliamente con la enfermedad celíaca. Los más frecuentes son:
•Dolor abdominal (68%)
•Eczemas y erupciones cutáneas (40%)
•Dolor de cabeza (35%)
•Fatiga (35%)
•Confusión (34%)
•Diarrea (33%)
•Hinchazón (25%)
•Estreñimiento (20%)
•Anemia (20%)
•Adormecimiento o dolor de extremidades (20%)
•Lipotimia (20%)
•Ardor (15%)
•Náuseas y vómitos (15%)
•Ruido intestinal (10%)
•Glositis (10%)
Sin embargo, aún no existen pruebas que permitan confirmar que una persona es sensible al gluten y se suele llegar a esta conclusión cuando se han descartado otras posibles causas. Si un paciente de este tipo no cumple los requisitos para ser considerado alérgico al gluten, porque muestra niveles negativos de inmunoglobulina E (IgE) específica de trigo, y tampoco para ser celíaco porque los valores de anticuerpos específicos de enfermedad celíaca son negativos y la biopsia no muestra atrofia, entonces es un buen candidato para ser considerado sensible al gluten. Se puede asumir que lo es si mejora al hacer dieta sin gluten, aunque hay que establecer un protocolo adecuado en el tratamiento para excluir la posibilidad de mejoría debida a un efecto placebo. También es un buen indicador la presencia de anticuerpos antigliadina de clase IgA (AGA) en sangre, que pone de manifiesto una reacción inmunológica frente al gluten diferente de la que ocurre en los pacientes celíacos.
De hecho, desde el punto de vista inmunológico, la diferencia entre enfermedad celíaca y sensibilidad al gluten es clara según estos investigadores: en la primera existe una reacción autoinmune que genera autoanticuerpos dirigidos contra la transglutaminasa tisular (tTG), mientras que en la segunda no. (…)
Y en cuanto a la genética, si el 95% de los celíacos poseen las variantes proteicas consideradas de riesgo HLADQ2 o HLA-DQ8, estas proteínas sólo están presentes en el 50% de los pacientes con sensibilidad al gluten, valor superior, en cualquier caso, a la frecuencia con que aparecen en sujetos sanos, que es del 30%.
¿Cómo afecta el gluten a quien lo consume?
El gluten es una proteína muy nutritiva, pero algo indigesta. De hecho, no disponemos de las enzimas digestivas necesarias para degradarlo completamente, y son precisamente los fragmentos no digeridos los que pueden provocar problemas. Estos péptidos de gluten sin digerir afectan al epitelio intestinal de todas las personas en cuestión de horas. En los pacientes con sensibilidad al gluten desencadenan, además, un proceso inflamatorio inespecífico en el intestino, que se manifestarse en pocos días. Y en las personas celíacas dan lugar también a una respuesta inmunológica específica y autoinmune dirigida, especialmente, contra los complejos formados por los péptidos de gluten y la enzima transglutaminasa tisular, generándose autoanticuerpos contra esta enzima. Esta reacción puede demorarse semanas o incluso años.
Entre las alteraciones inducidas por gluten con una base autoinmune se incluyen, además de la enfermedad celíaca, la dermatitis herpetiforme y la ataxia por gluten. Y aquellas con una base alérgica se pueden manifestar como alergia respiratoria, alergia alimentaria o urticaria de contacto, y también dar lugar a una anafilaxis inducida por el ejercicio tras el consumo de trigo (WDEIA, wheat-dependent exercise-induced anaphylaxis). En cuanto a la sensibilidad al gluten, se estima que afecta a 1 de cada 17 personas, casi un 6% de la población.
Sensibilidad al gluten, pero no enfermedad celíaca
Con este título se presentaba, dentro ya del Simposio, una sesión dedicada al tema de la sensibilidad al gluten. El Dr. Joseph Murray (Estados Unidos) comentó el gran solapamiento que existe entre sensibilidad al gluten y el síndrome de intestino irritable. El síndrome de intestino irritable se define como un malestar o dolor abdominal que ocurre al menos 3 veces al mes durante 3 meses consecutivos, junto con 2 de las siguientes situaciones:
- Sensación de mejoría tras la defecación.
- Cambio en la frecuencia de las deposiciones.
- Cambio en el aspecto de las deposiciones.
Estos problemas intestinales son frecuentes en pacientes con sensibilidad al gluten. No en vano, el gluten modifica la función neuromuscular del intestino, afectando a los movimientos de contracción y peristalsis, y la permeabilidad intestinal está aumentada en pacientes con síndrome de intestino irritable, como ocurre en la sensibilidad al gluten. Por tanto, la diferencia entre estas dos condiciones patológicas no es sencilla.
El Dr. Deflet Schuppan (Alemania) sugiere, en pacientes con síndrome de intestino irritable y lesión intestinal moderada, recomendar dieta sin gluten si los niveles de anticuerpos son positivos, o bien si son negativos pero la genética es de riesgo, para evaluar la evolución. En caso de anticuerpos negativos y genética negativa habría que investigar otras causas.
Contamos con un escollo que es la falta de actualización sobre el tema y la oposición a aceptar las nuevas evidencias de muchos profesionales de la salud. El resultado es que, a día de hoy, se calcula que el 90% de los afectados por enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten está sin diagnosticar o incluidos en ese saco sin fondo denominado intestino irritable, que no es más que poner nombre y apellido al resultado de no encontrar una causa para explicar una serie de sintomatologías.
Debido a estas dificultades, la media actual para llegar al diagnóstico es de unos diez años. Muchos pacientes desarrollan enfermedades asociadas, que habrían podido ser evitadas o frenadas con un diagnóstico a tiempo. Los trastornos causados por el gluten no se limitan a problemas digestivos, pues es una enfermedad autoinmune que puede atacar a cualquier punto del organismo.
A los médicos que están a la vanguardia de este diagnóstico también se les ataca y se les tacha en muchas ocasiones de obsesivos, tanto por parte sus colegas como de los propios enfermos (especialmente los que no están dispuestos a hacer sacrificios y quieren solucionarlo sólo con una medicación o aquéllos para los que inconscientemente es tan duro reconocer los años perdidos por errores diagnósticos que es imposible la acepatción). Tan obsesivos como sus pacientes que no se resignan a no encontrar una explicación a sus padecimientos (a los que en muchas ocasiones se atiborra de ansiolíticos y antidepresivos). ¿A que os resulta conocido? Es fácil opinar así desde fuera. Como suele ocurrir, a veces necesitamos sufrirlo en nuestras propias carnes para entender. Existe mucha incomprensión y muy poca empatía. Desgraciadamente, conseguir un diagnóstico correcto suele convertirse en una auténtica batalla en la que nosotros debemos ser parte activa para localizar profesionales con conocimientos actualizados y que nos prescriban las pruebas oportunas.
http://www.celiacosmadrid.org/congresos ... S_2011.pdf
XIV SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE
ENFERMEDAD CELÍACA
Oslo (Noruega), 20-22 Junio 2011
Sensibilidad al gluten: una nueva patología
La idea de que el gluten puede no ser sólo dañino para las personas celíacas es algo que más de un profesional sanitario o investigador se ha planteado alguna vez, especialmente cuando conocen casos de personas que parecen ser celíacas pero no lo son en base a las pruebas diagnósticas de esta enfermedad. No es raro encontrar en consultas médicas pacientes que acuden con problemas digestivos y que, tras haber descartado otras patologías más graves, tampoco pueden ser considerados celíacos a la vista de resultados analíticos de anticuerpos, que suelen ser negativos, o de la biopsia intestinal, que muestra lesiones moderadas sin atrofia. Casos de esta naturaleza son candidatos a padecer sensibilidad al gluten.
Sin embargo, esta nueva patología parece ir mucho más allá de unas pruebas diagnósticas negativas en pacientes con síntomas intestinales. Existen multitud de síntomas y signos, no sólo digestivos, así como otras alteraciones, como problemas neurológicos, reumatológicos o musculares, que pueden estar vinculados a la ingestión de cereales con gluten. (…)
La sensibilidad al gluten puede manifestarse con síntomas y signos que solapan ampliamente con la enfermedad celíaca. Los más frecuentes son:
•Dolor abdominal (68%)
•Eczemas y erupciones cutáneas (40%)
•Dolor de cabeza (35%)
•Fatiga (35%)
•Confusión (34%)
•Diarrea (33%)
•Hinchazón (25%)
•Estreñimiento (20%)
•Anemia (20%)
•Adormecimiento o dolor de extremidades (20%)
•Lipotimia (20%)
•Ardor (15%)
•Náuseas y vómitos (15%)
•Ruido intestinal (10%)
•Glositis (10%)
Sin embargo, aún no existen pruebas que permitan confirmar que una persona es sensible al gluten y se suele llegar a esta conclusión cuando se han descartado otras posibles causas. Si un paciente de este tipo no cumple los requisitos para ser considerado alérgico al gluten, porque muestra niveles negativos de inmunoglobulina E (IgE) específica de trigo, y tampoco para ser celíaco porque los valores de anticuerpos específicos de enfermedad celíaca son negativos y la biopsia no muestra atrofia, entonces es un buen candidato para ser considerado sensible al gluten. Se puede asumir que lo es si mejora al hacer dieta sin gluten, aunque hay que establecer un protocolo adecuado en el tratamiento para excluir la posibilidad de mejoría debida a un efecto placebo. También es un buen indicador la presencia de anticuerpos antigliadina de clase IgA (AGA) en sangre, que pone de manifiesto una reacción inmunológica frente al gluten diferente de la que ocurre en los pacientes celíacos.
De hecho, desde el punto de vista inmunológico, la diferencia entre enfermedad celíaca y sensibilidad al gluten es clara según estos investigadores: en la primera existe una reacción autoinmune que genera autoanticuerpos dirigidos contra la transglutaminasa tisular (tTG), mientras que en la segunda no. (…)
Y en cuanto a la genética, si el 95% de los celíacos poseen las variantes proteicas consideradas de riesgo HLADQ2 o HLA-DQ8, estas proteínas sólo están presentes en el 50% de los pacientes con sensibilidad al gluten, valor superior, en cualquier caso, a la frecuencia con que aparecen en sujetos sanos, que es del 30%.
¿Cómo afecta el gluten a quien lo consume?
El gluten es una proteína muy nutritiva, pero algo indigesta. De hecho, no disponemos de las enzimas digestivas necesarias para degradarlo completamente, y son precisamente los fragmentos no digeridos los que pueden provocar problemas. Estos péptidos de gluten sin digerir afectan al epitelio intestinal de todas las personas en cuestión de horas. En los pacientes con sensibilidad al gluten desencadenan, además, un proceso inflamatorio inespecífico en el intestino, que se manifestarse en pocos días. Y en las personas celíacas dan lugar también a una respuesta inmunológica específica y autoinmune dirigida, especialmente, contra los complejos formados por los péptidos de gluten y la enzima transglutaminasa tisular, generándose autoanticuerpos contra esta enzima. Esta reacción puede demorarse semanas o incluso años.
Entre las alteraciones inducidas por gluten con una base autoinmune se incluyen, además de la enfermedad celíaca, la dermatitis herpetiforme y la ataxia por gluten. Y aquellas con una base alérgica se pueden manifestar como alergia respiratoria, alergia alimentaria o urticaria de contacto, y también dar lugar a una anafilaxis inducida por el ejercicio tras el consumo de trigo (WDEIA, wheat-dependent exercise-induced anaphylaxis). En cuanto a la sensibilidad al gluten, se estima que afecta a 1 de cada 17 personas, casi un 6% de la población.
Sensibilidad al gluten, pero no enfermedad celíaca
Con este título se presentaba, dentro ya del Simposio, una sesión dedicada al tema de la sensibilidad al gluten. El Dr. Joseph Murray (Estados Unidos) comentó el gran solapamiento que existe entre sensibilidad al gluten y el síndrome de intestino irritable. El síndrome de intestino irritable se define como un malestar o dolor abdominal que ocurre al menos 3 veces al mes durante 3 meses consecutivos, junto con 2 de las siguientes situaciones:
- Sensación de mejoría tras la defecación.
- Cambio en la frecuencia de las deposiciones.
- Cambio en el aspecto de las deposiciones.
Estos problemas intestinales son frecuentes en pacientes con sensibilidad al gluten. No en vano, el gluten modifica la función neuromuscular del intestino, afectando a los movimientos de contracción y peristalsis, y la permeabilidad intestinal está aumentada en pacientes con síndrome de intestino irritable, como ocurre en la sensibilidad al gluten. Por tanto, la diferencia entre estas dos condiciones patológicas no es sencilla.
El Dr. Deflet Schuppan (Alemania) sugiere, en pacientes con síndrome de intestino irritable y lesión intestinal moderada, recomendar dieta sin gluten si los niveles de anticuerpos son positivos, o bien si son negativos pero la genética es de riesgo, para evaluar la evolución. En caso de anticuerpos negativos y genética negativa habría que investigar otras causas.