Lo "bueno" de la intolerancia a la lactosa es que tiene distintos grados, es decir, hay gente que le sienta mal TODO, por poquita lactosa que lleve, hay gente que tiene un grado de tolerancia mayor. En mi caso, puedo comer queso, pero ojo, sólo si no es cremoso, ya que obviamente no puedo ni oler los quesos para untar, ni siquiera los tranchetes (que me sientan como un tiro). Y así como hay intolerantes a la lactosa que pueden comer yogures, yo no puedo,
lo cual me mata porque me encantan los yogures... he probado los activia, pero me dieron unos retortijones que me doblaron. Así que sólo me quedan los de Kaiku sin lactosa y por supuesto los postres de soja, que me gustan pero no es lo mismo
(aunque tengo mis marcas favoritas y algunas son muy buenas).
La leche kaiku sin lactosa me sienta medianamente bien, pero no del todo, y no sé por qué; y tiene que ser la desnatada.
Lo que más añoro son los helados, añoro mi infancia, cuando podía comer helados indiscriminadamente...
Si algún día me entra el antojo, puedo comerme un helado, pero ya sé que voy a ponerme mala. Lo que tiene la intolerancia a la lactosa es que, aunque cometas este tipo de "pecados·, lo más que te sucede es que te encuentras muy mal por un par de días, pero en cambio cuando no puedes comer gluten es distinto, ya que la cosa es mucho más sutil, por lo que he leído una sola miguita de pan puede descomponerte sin que seas ni siquiera consciente de que te comiste la miguita... en cambio la intolerancia a la lactosa es más "obvia" en sus síntomas, me refiero a que generalmente los que la padecemos lo sospechamos o lo sabemos casi seguro antes de que nos hagan la prueba, porque comemos algo con lactosa y al cabo de media hora ya nos encontramos mal.
Un apunte curioso que quería hacer notar es que mi madre, que también es intolerante a la lactosa y con SII (y me pasó el pack genético directamente, me parece a mí
), mientras estuvo embarazada de mí pudo comer helados hasta hartarse, sin que le sentaran mal, y además de helados, todos los lácteos que quiso, pero recalco los helados porque comió tantos que se los tuvieron que prohibir para que no subiera tanto de peso y se escondía para comerlos!! Pero luego, una vez pasado el embarazo, la intolerancia regresó. Y yo me pregunto: ¿qué tienen que ver los cambios hormonales del embarazo con ese tipo de cosas? Porque está claro que algo pasó en esos 9 meses (mi esperanza es que cuando yo me quede embarazada también pueda hincharme a helados, flanes y demás delicias
)
Besos